Gracias a sus 10 kilómetros de ancho y a sus 635 de recorrido, luego de la únión con los ríos Limay y Neuquén, el río Negro es uno de los más importantes de la Patagonia argentina ya que es el eje principal de la economía de los bellos valles que lo surcan y que se destacan, fundamentalmente, por la producción de manzanas y peras.
Lo que muy pocos saben es que a lo largo de su historia ha cambiado de curso una enorme cantidad de veces. Tantas que, según un informe de EarthObervatory, es reconocido por las tripulaciones de astronautas en órbita en la Estación Espacial Internacional como “uno de los ríos más serpenteantes de América del Sur”.
De acuerdo con el estudio, los lugares donde ha experimentado el mayor número de variantes a lo largo de los años, corresponden a las regiones que actualmente pertenecen al este del alto valle, al valle medio y al tramo final hacia el mar.
Por su parte, en su estudio titulado “Dos orillas, dos mundos”, los científicos argentinos del Conicet, Fernando Archuby, Leonardo Salgado, Soledad Brezina y Ana Parra describen que “en el pasado geológico la zona sufrió profundos cambios con la irrupción del océano Pacífico y, más tarde, con el océano Atlantico”. También señalan que, después de la construcción de las represas sobre los ríos Neuquén y Limay, los sedimentos que descendían desde las zonas de la cordillera mermaron de manera notoria.
Cada una de las cicatrices que han dejado los meandros del río y que se pueden observar claramente desde el espacio, muestran las posiciones pasadas de las curvas que ha dibujado. Estos meandros se produjeron cuando el río fue desplazándose a través de la llanura aluvional en el pasado geológico más reciente, probablemente durante los últimos cientos de años.
Río muy colorido y cambiante
Así, mientras sobre el río pueden observarse sectores más amarillos, que coinciden con destellos del sol al momento de obtener la imágenes y en los que el río Negro tiene un segmento en el que fluye hacia el sur, y se encuentra a unos sesenta kilómetros al sur de la ciudad de Choele Choel, también se puede advertir que por fuera del curso principal del río aparecen otras zonas con destellos amarillos, lo que implica la presencia de agua. Esos sectores con agua embalsada corresponden a brazos muertos del río, viejos cauces que han formado lagos cerrados alimentados por la propia filtración.
Por último, en el centro de la imagen, uno de los brazos muertos del río se deja ver de color anaranjado, demostrando que en el lugar también pueden encontrarse especies de algas que viven en ambientes con gran cantidad de sal y que el cauce ya extinto podría estar tomando de las napas subterráneas. Si bien la presencia de esta clase de algas es muy poco común en las llanuras aluvionales, esta podría ser una excepción ya que, con un promedio de lluvias que no superan los 300 milímetros anuales, la evapotranspiración es tan alta que contribuye a que este tipo de lagos someros se vuelvan salados.
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