Una duda que siempre acompaña a tiradores y cazadores es saber cuánto tiempo o cuántos disparos dura el cañón de nuestro rifle. Si tomamos como parámetro un calibre estándar y muy difundido como es el .308 Winchester, podremos decir que –según el tipo de munición y cuidado que le brindemos a nuestra arma–, su duración ronda alrededor de los 8.000 disparos. Pero si se quiere preocupar le cuento que en relación al tiempo… difícilmente pase los 6 segundos de uso. ¿Parece raro, no?
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Si tomamos, por ejemplo, el cañón de un rifle de caza de ese calibre con una longitud de 22 pulgadas (55,80 centímetros), veremos que el proyectil tarda en recorrerlo –a una velocidad de alrededor de los 2.700 pies por segundo (822,96 metros)–, aproximadamente 0,0007 segundos. Si esos 0,0007 segundos los multiplicamos por los 8.000 disparos, veremos que la vida útil –en tiempo continuo de uso– es de 5,6 segundos. No se asuste, lo consignado es a simple modo de tener un dato orientativo, pero vayamos a lo que realmente nos interesa…
¿Cuándo deja de pegar?
Depende de las exigencias, del cuidado brindado al arma y del tipo de munición. No es lo mismo un rifle de caza que agrupaba originalmente en una pulgada a 150 metros, y que paulatinamente luego de mucho uso pasó a dos y luego a tres pulgadas, que un rifle de “Bench”.
Comencemos a desmitificar conceptos. El paso de los proyectiles a través del cañón contribuye muy poco a su desgaste. Si fuese ese el problema, observaríamos que el ánima de un cañón desgastado debería estar erosionada de manera uniforme desde la recámara hasta la boca. Una inspección de las superficies interiores de una cantidad de cañones luego de que dispararon algunos miles de proyectiles encamisados denotará pocos signos de desgaste, excepto en la parte cercana a la recámara.
Esta erosión que se observa en esa parte del cañón puede aumentar o disminuir según la munición utilizada. Por ejemplo, el uso de munición de fabricación estándar probablemente deje en nuestra arma un freebore (el espacio que debe recorrer el proyectil desde que comienza a desprenderse de la vaina hasta que toma estrías) elevado, lo que ocasionará que los gases se adelanten al proyectil antes de sellar el ánima del cañón. Esos gases a temperaturas muy elevadas van erosionando el acero dejando picaduras. A medida que el proyectil avanza y toma el estriado, los campos se clavan en el proyectil, quedando la superficie interior protegida de los gases con altas temperaturas.
En cualquier arma siempre se fugan gases por delante del proyectil antes de producirse la obturación por el proyectil mismo. De ya poseer picaduras en el comienzo de las estrías, el proyectil sellará más adelante, lo que producirá que la erosión vaya progresando, ya que tiene que recorrer un mayor tramo antes de sellar completamente. Y el aumento del volumen de gases que lo impulsan antes de que se produzca el sellado prolonga la erosión avanzando por el ánima. Como resultante, esta erosión se presenta varios centímetros delante de la recámara y la precisión desaparece paulatinamente.
Para alargar la vida precisa del cañón, sería conveniente conocer el freebore de nuestro fusil, ver que munición hace que sea el menor posible o bien utilizar recarga hecha a medida y realizar una concienzuda limpieza después de dispararlo.
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