Monday 29 de April de 2024
PESCA | 31-12-2023 10:00

Lago Futalaufquen: donde las moscas vuelven a volar

Un nuevo ciclo truchero comenzó en la Patagonia. Estuvimos en Chubut para relevar ámbitos como el Carrileufú, el Futaleufú y el Futalaufquen (dos ríos y un lago), y palpitar el arranque y las perspectivas.

Lanzar una mosca no es una acción intrascendente. La acción repetida de la línea danzando en el aire, que al desplegarse arrastra no sólo un engaño de plumas y pelos, lleva también un enorme cúmulo de expectativas. Una nueva temporada de pesca que comienza y que también tiene tanto de esperanzas como el vuelo final de una mosquita en el viento. Invitados por la Secretaría de Pesca y el Ministerio de Turismo de la Provincia de Chubut y la Secretaría de Turismo de Esquel para el evento oficial de lanzamiento de la temporada de pesca continental 2023-2024 (ver recuadro), llegamos a esa ciudad patagónica luego de un invierno de mucha nieve, que tapizó montañas y saturó cuencas de agua. A nuestro arribo la nieve de primavera mantenía teñidos de blanco los paisajes en una época infrecuente. 

Primeros intentos 

De camino a Cholila –y para aprovechar la tarde de pesca–, los primeros intentos fueron en el lago Futalaufquen, un espejo que forma parte de la misma cadena de ríos y lagos de esta cuenca pacífica que pensábamos relevar en esta oportunidad. Partimos de la clásica Hostería Futalaufquen y con equipos #6 de 9 pies (1 pie = 30,48 cm) armados con líneas de hundimiento, líderes de 5 a 6 pies terminados en tippet 1X y 2X y estrímeres lastrados como Zonker, Matuka, Striptease, TG y otras variantes de Woolly Buggers, así fuimos prospectando orillas de toda la costa que recorrimos pescando e intentando poner las moscas muy cerca del borde en accidentes como grandes piedras, troncos sumergidos, chorrillos semipermanentes y todo lugar que, por conformación física o por aportes de agua, pudiera ser un sitio de refugio o acecho para los peces. 

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Notamos muy poca actividad de esta manera, así que intentamos también dirigir los lances hacia los profundos veriles, dejando bajar la línea antes de recuperar. Así tuvimos un pique y un par de seguimientos de las moscas. Evidentemente, estaban merodeando la hondura y no las orillas. De todas maneras, seguimos recorriendo el lago para encontrar algún lugar más productivo, como la zona de Arenas Blancas (frente a Punta Mattos), donde hay una bahía con todo lo que pueden necesitar los salmónidos: fondos irregulares, profundos veriles, juncos, muchísima vegetación sub acuática y un par de arroyos vertiendo agua y forraje. Ahí si pudimos redondear una buena faena, tanto con líneas de hundimiento como con líneas de flote y ninfas: truchas arcoíris y marrones que evidentemente están en sitios estratégicos de este espejo, lugares que les aportan refugio, comida y aguas bien oxigenadas que arrastran alimento. 
Tal vez la mejor trucha de este sector fue una marrón muy bonita que capturó Pablo Buono vadeando, con línea de flote e indicador de pique (strike indicator) con una ninfa Cooper John atada en anzuelo #14. Por razones de horarios no pudimos aprovechar la última hora –la mágica–, pero entendemos que en esos mismos lugares y luego del transcurso del día, que atempera un poco las capas superficiales, se puede intentar también con líneas de flote y moscas secas. 

Interesante compañía

Ya instalados en el confortable y estratégico Carrileufú River Lodge, de Pancho Panzer, y con una logística de pesca de primer nivel, con guías de la talla de Juancho Cammisa, Facundo Arrías y Javier García, encaramos la segunda jornada flotando en drift boats el interesante río Carrileufú. Un curso mediano que colecta las aguas del lago Cholila y las conduce hasta el lago Rivadavia, formando parte de una cuenca que encadena ríos y lagos con muy buena población de truchas. En su primer tramo cerca de la embocadura del lago Cholila es más rápido y, a medida que se adentra en el valle, se torna un río bastante manso, típico de llanura, con aguas de impecable tonalidad esmeralda, enmarcado en un paisaje de bosques nativos y cerros nevados de majestuosa presencia. Un lugar digno de contemplación. 

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Comenzamos con líneas de hundimiento del orden de los 250 grains (1 gr = 0.0647989 g), con líderes cónicos no muy largos y estrímeres con lastre. El agua alta del río y la rapidez de la correntada imponen el agregado de peso y el acortamiento de los líderes. Así el conjunto baja más y de mejor forma hasta donde están las truchas guarecidas del torrente. La idea era ir lanzando hacia las orillas, casi al límite del enganche, cuanto más cerca mejor. A veces el pique ocurre ni bien cae la mosca, otras hay que estar atentos hasta el final de la recogida, por que el pez a veces sale de su apostadero y sigue al engaño hasta escasos metros del bote. No es que esté en medio del río, probablemente vino siguiendo a la mosca desde la orilla y la ataca cuando empieza a emerger cerca de la embarcación. Por eso hay que estar bien atento hasta el final. 
Streamers que rindieron bien: Woolly Bugger, Egg Sucking Leech, Intruder y String Leech montados en anzuelos # 6 a 8 con la rebaba bien aplastada –tal como lo exige el reglamento de la provincia de Chubut–. Las moscas con pluma marabou o pelos de conejo son muy efectivas para pescar en orillas, aguas no tan rápidas y remansos. Y para aguas más veloces, los bucktails de pelo –que no pierden tanto su silueta a pesar de la correntada– son una excelente opción. 

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Con un puñado de truchas capturadas cambiamos de estrategia. Con los mismos equipos pero con líneas de flote, líderes de 9 o 10 pies, tippet 4X o 5X y ninfas con indicadores de pique, fuimos lanzando hacia orillas, bordes, juntas de agua, líneas de corriente, remansos y pasándole a las ramas de sauce bien cerca. La precaución que hay que tener, además de no enganchar la mosca en alguna rama o palo, es que la deriva debe ser natural y que la mosca con el indicador vaya en la corriente por delante de la línea y el líder (para no delatar el engaño). Esto se consigue enmendando con la puntera de la caña río arriba. 

Estrategias

Otra cuestión a atender en esta pesca es no tener demasiada línea suelta para poder clavar bien en cuanto ocurre una tomada. Resulta muy efectivo colgar una ninfa en la corriente, puede ser una San Juan Worm, una imitación de huevo o una Prince lastrada que simule la silueta y el color oscuro de un simúlido de los muchos que se adhieren a los lechos del Carrileufú y emergen derivando. Tanto con streamers cómo con ninfas tuvimos capturas razonables de marrones y arcoíris, ninguna trucha juvenil, ninguna flaca; incluso de buena contextura y vigor, las arcoíris recién salidas de la freza primaveral. Un río patagónico para poner en agenda y que, cuando baje un poco de nivel y la velocidad de la correntada y suba unos grados la temperatura ,del agua se pondrá a punto caramelo. 
De regreso del Carrileufú y con medio día para despuntar este vicio sano que es la pesca, nos fuimos a hacer unos intentos al río Futaleufú, al que ingresamos en botes por Las Torres, cerca de la Aldea Escolar. Un río que nunca nos ha defraudado. Un curso que termina de conducir toda el agua de la cuenca hacia el océano Pacífico en Chile. Por esa razón, además de truchas tiene remontes de grandes salmones king o chinook. Aquí, con los mismos equipos y moscas comenzamos a prospectar este río de amplio espectro, se lo puede pescar tanto con equipos sutiles como potentes. El equipo irá condicionado por los gustos y el estilo preferido por el pescador, ya que por la geografía y la gran cantidad de curvas y contracurvas que tiene, siempre ofrece rincones reparados. 

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Tomando como base un equipo de mosca de potencia #6 se puede ir para arriba hasta un #8 como para abajo hasta un #4 o menos aún, para presentar una seca, una ninfa o un estrímer. En esta oportunidad nos tocó una jornada con aguas bastante altas y rápidas, que nos impulsaron a arrancar con equipos #6 y líneas de hundimiento con líderes del orden de los 6 pies terminados en tippet 1 y 2 X y estrímeres. Una estrategia que resultó muy efectiva fue la de lanzar desde el bote hacia la costa y que la mosca caiga bien cerca de las ramas de los sauces orilleros o las barrancas y piedras costeras. Si bien no notamos ninguna eclosión ni vimos actividad en superficie, intentamos igual con líneas de flote y grandes moscas atractoras, para ver si despabilábamos y hacíamos subir alguna. Para eso empleamos primero algunas Royal Wulff grandes, Fat Albert y Chernobyl, hasta que Luis Chiquito Reverdito, con una PMX (Parachute Madame X) bastante grande –atada en anzuelo #10–, logró tentar a una arcoíris muy linda aguas abajo de la Isla de las Chivas. Un lindo broche final para este primer relevamiento truchero de la temporada, que comenzó ya no con la expectativa y la esperanza de una mosquita volando en el viento patagónico, sino con la realidad concreta de unas cuantas truchas capturadas y liberadas. Para que muchos más puedan replicar nuestras tan gratas emociones. 

En esta Nota

Alejandro Inzaurraga

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