La bajante que aqueja al río Paraná en la provincia de Santa Fe no solo ya superó el nivel registrado el año pasado en el puerto de la ciudad con 48 centímetros, si no que, lo que más preocupa a los expertos, es que el fenómeno pueda repetir lo ocurrido en el mes de julio de 1944, cuando el mínimo alcanzado fue de 1.03 metros por debajo del cero, en lo que fue una de las peores bajantes del siglo XX registradas en la capital santafesina.
De hecho, en la mañana de hoy, miércoles 23, el hidrómetro de Prefectura Naval Argentina midió 31 centímetros, la más baja de los últimos 50 años ya que, en 1970 el nivel del Paraná había alcanzado los 20 centímetros.
Por su parte, según el último informe elaborado por Instituto Nacional del Agua (INA), y tal como lo viene advirtiendo desde hace ya varias semanas, las perspectivas no son para nada alentadoras.
Para la primera semana de julio se espera que la altura del río en la ciudad de Santa Fe sea de 7 centímetros, con lo que, en caso de cumplirse este pronóstico, se convertiría en récord y habría que remontarse a los años 1968 o 1970 para encontrar cifras similares.
¿Qué pasará con el río Paraná?
"Es alta la probabilidad de un agravamiento de la bajante en el río Paraná y con esa tendencia alcanzaría niveles similares a los registrados en el año más bajo de la historia registrada", apuntó el IN A
“No se espera una mejora sensible en los próximos meses. El mes de julio será especialmente crítico, con afectación a todos los usos del recurso hídrico, especialmente la captación de agua fluvial para consumo urbano”, concluye el informe.
La histórica bajante del Paraná en 1994
En 1944, la situación fue peor que la actual ya que mientras frente a Paraná, capital entrerriana, el río marcó 1,40 metros por debajo del cero (altura sobre nivel del mar); en tanto que en Diamante registró -1,29m.. en La Paz -1,08m. y en la ciudad de Santa Fe, 1.03 metros por debajo del cero.
Precisamente, una nota publicada el 12 de septiembre de ese año en el diario El Orden se refirió al drástico cambio que sufrió el paisaje de la costanera de la capital santafesina mostrando imágenes de la Laguna Setúbal prácticamente sin agua. “La extraordinaria bajante del Río Paraná ha hecho desaparecer la Laguna Setúbal”, tituló, por entonces, el periódico santafesino en su tapa de nota principal.
“En lo que respecta a la Laguna Setúbal - sigamos llamándola así puesto que las aguas volverán a cubrir su vasto lecho - nos parece que se presenta una oportunidad única para limpiarla: en la zona de la playa es fácil encontrar latas, piedras, vidrios, etcétera, que causan en época de veraneo verdaderas molestias para los bañistas”, concluía la nota.
Para hacer frente a esa histórica bajante, Obras Sanitarias de la Nación tuvo que activar un plan de emergencia para la provisión de agua en los barrios de la capital santafesina que presentaban serios problemas para abastecerse de la misma a través de pozos de balde y semisurgentes dada la escasa profundidad del Paraná.
Otro de los grandes problemas que acarreó esa histórica bajante para los habitantes de la capital santafesina tuvo que ver con la imposibilidad de navegar en la región y, especialmente, en el puerto santafesino.
“Aumentan día a día las dificultades para la navegación de los buques de cabotaje mayor. Los vapores, pontones y lanchas de mayor calado, sólo transportan cargamentos parciales a fin de no varar”, reflejaba El Litoral, en su edición del 15 de julio de 1944.
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