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SITIOS EXTERNOS | 26-09-2016 18:02

Nuevos tiempos, nuevas inversiones

Altos de Tinogasta es un fideicomiso productivo en un rincón de la provincia de Catamarca. Los inversores pueden acceder a una parcela de tierra escriturable a su nombre, que se encuentra implantada. Los detalles del proyecto.

Las recientes medidas económicas, el acceso a los mercados internacionales y la libertad de contratación y de transferencia de divisas permiten a los inversores alejarse de los escenarios cortoplacistas y financieros y pensar en otros que se encuentren ligados al proceso productivo.

En este contexto aparecen con interés, para los pequeños y medianos inversores, los emprendimientos que desarrollan productos, admitiendo tanto el consumo local como el de exportación. Entre ellos se destacan aquellos que dan al inversor una seguridad inmobiliaria, sumada a la renta productiva.

Desde hace años, existen en el país distintos proyectos que permiten la combinación de la titularidad de la tierra con la participación en la producción. Se pueden encontrar proyectos de nogales, arándanos, olivares y viñedos, entre otros, que con plantaciones perennes permiten capitalizar el valor de la tierra, de la producción primaria, de la elaboración de productos finales como aceite de oliva o vino, y de un esquema de comercialización.

Diego Torrea, gerente comercial de Altos de Tinogasta, brinda algunos detalles del emprendimiento que encabeza: “Hemos desarrollado un modelo de negocio, en una finca ubicada en Tinogasta, provincia de Catamarca, que permite el acceso de pequeñas inversiones a proyectos de gran escala. El inversor adquiere una parcela de tierra escriturable a su nombre, que se encuentra implantada, ya sea con olivares o con viñedos con más de cinco años de edad. Además, resulta titular de la parte proporcional ya sea de la bodega o de la fábrica de aceite necesaria para procesar su producción”.

- ¿A que llama pequeña inversión?

- La inversión mínima es realmente baja y accesible, inferior al valor de una cochera.

- ¿Qué pasa con los productos una vez elaborados?

- El inversor puede optar por retirarlos y comercializarlos, ya sea con su marca propia o con la marca del emprendimiento. En caso que los comercialice el fideicomiso, el inversor retira las utilidades luego de descontados los gastos de mantenimiento.

- ¿Cuál es la utilidad proyectada?

- Eso depende de las circunstancias climáticas, del mercado interno y del internacional. Actualmente, los valores internacionales del aceite de oliva son muy buenos, el valor del dólar ha mejorado considerablemente y se han eliminado las retenciones a las exportaciones. En este contexto se espera, una vez alcanzada la madurez de las plantaciones, una rentabilidad de aproximadamente un 30% anual (en valores constantes), si consideramos el valor de lo invertido en el año para su producción, cosecha, industrialización y comercialización; y de 10% sobre el capital invertido si lo consideramos con relación al valor abonado por la tierra de su propiedad. Un escenario similar arroja la unidad de viñedos, ya que el valor del dólar para el intercambio comercial abrió nuevamente los mercados internacionales, que durante años resultaron poco competitivos. Contamos en el país con vinos de muy alta calidad y con muy buena relación precio-calidad.

- ¿Qué riesgos tiene la inversión?

- Por su característica inmobiliaria, carece de la volatilidad que podrían tener las acciones o bonos, ya que la tierra se encuentra a su nombre y es de libre disponibilidad como cualquier inmueble. Pero tratándose de una inversión a cielo abierto, está expuesto a las inclemencias climáticas. De todas formas, por las características de las plantaciones, un año no tan bueno no afecta a las plantas, que normalmente mejoran su vigor para la siguiente temporada.

26 de septiembre de 2016

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