La falta de mojarras es un tema de charlas entre los distintos proveedores de carnadas y también, entre los pescadores que planean su salida y deben agotar instancias para conseguir este elemento vital para su excursión de pesca. Aunque, muchas veces, el cañofilo suele conseguirla, su calidad no suele ser la mejor, ni el tamaño, pensando en el pejerrey que vamos a buscar.
Lunes con pejerreyes desde la costa y en muelles
Hay que decir que todo aquel que realice con fines de lucro actividades de extracción, transporte y comercialización de camada en el ámbito de la Provincia de Buenos Aires deberá contar con el correspondiente permiso expedido por la Dirección Provincial de Pesca mediante Acto Administrativo pertinente, previa cumplimentación de los requisitos estipulados. Esta ley, encuadra la actividad, dictando algunas normas para la extracción, específicamente, de la mojarra. Estos proveedores coinciden que en todo Buenos Aires, y en provincias aledañas como La Pampa, que la carnada cuesta conseguirla, cada vez hay que hacer más kilómetros en búsqueda de ella, y muchas veces, se vuelve con muy poca cantidad. La razón más importante para esto es el factor natural, con un verano muy escaso en precipitaciones y un acumulativo muy importante sin lluvias. Los ámbitos donde esta especie se recría en condiciones muy especiales, con aguas limpias, vegetación y buena oxigenación y de PH muy ácido, escasearon, por lo que la proliferación de la mojarra fue escasa. Esta especie tiene una alta tasa de reproducción, por lo que con condiciones adecuadas como se empezaron a plantear en las últimas semanas, generara que mejore notablemente su presencia.
Esta falta y la necesidad que tienen proveedores a viajar o comprar a terceros, genero un importante aumento de la porción. Mientras en el centro bonaerense se ven precios, aún accesibles, en algunos puntos de venta de carnada a la vera de estratégicos destinos pesqueros, el precio que paga el pescador se ha vuelto altísimo. Lamentablemente, la cría masiva en forma artificial es inviable, y no queda otra al mojarrero que acopie y dependa de las situaciones naturales como en este momento. Un detalle a tener en cuenta, en estos tiempos, muchas veces la mojarra no está del todo pileteada, se la encuentra muy estresada por los constantes cambios de hábitos, lo que genera que sea muy importante cuidarla de sobre manera, evitando el calor y los malos manejos.
Tarariras y pejerreyes: emociones “encadenadas”
Teniendo en cuenta todo esto, el pescador debe prestar más atención en el cuidado de la carnada. Para preservarla, siempre debe estar en la bolsa con oxígeno, y si no, en un balde rectangular, con un aireador a pilas, de poco valor y de muy buenos resultados. Si se la conserva para días siguientes, envuelva la bolsa en papel de diario y póngala en la parte baja de la heladera. En el caso que dudemos que aguanten, antes que se mueran, las salamos, y evitamos que se pongan blancas e inutilizables. Saladas, se deshidratan, quedan duritas y bien plateadas, con un buen porcentaje de efectividad pensando en una próxima salida.
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