En la previa a lo que fue la 17° Edición de la exigente Copa Gerardi en el club Guazú, por invitación de su presidente, Néstor Chiappe, nos acercamos a esta remozada institución para conocer técnicas y especies, realizando una pesca en el muelle. La idea fue arrancar bien temprano, ya que los que saben nos sugirieron que el pejerrey en esa zona se activa especialmente con el amanecer, así que hicimos caso y a las seis estábamos muy abrigados en el muelle preparando los equipos.
El rio nos recibió con una bruma intensa que mojaba todo y que apenas dejaba ver lo primeros metros de la costa, por eso elegimos boyas medianas en color verde fluo y también blancas para poder observar las corridas con más atención. Costaba mucho ver los piques, pero cuando se daban, eran contundentes y en general, a varios metros, por lo cual se generaba un intenso momento cuando las cañas se tensaban al máximo y en el agua se escuchaba el chapotear del pez que se resistía con todas sus fuerzas.
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De esta forma se fueron dando no solo pejerreyes de distintos tamaños, sino también sardinas, manduvas y hasta pequeños doradillos que como denominador común tenían a la mojarra y la carnada blanca en preferencia. Tuvimos el rio en bajante, y lento porque había apenas una brisa, así que fue cómoda la pesca. Con más viento, lo conveniente es usar punteros livianos para que corra más lenta la línea, en cuanto a la profundidad a donde estuvo la pesca fue aproximadamente a unos 30 cm. Después de las 10 de la mañana la pesca fue cambiando y quienes practicaban para el certamen conseguían mojarras como pequeños pejerreyes con aparejos muy sutiles y usando pequeñísimas boyas pescando casi al borde del muelle, así que ahí decidimos cambiar de sector y dedicarnos a la pesca de fondo.
Apenas unos mates para calentar la garganta y de nuevo líneas al agua. No tuvimos que esperar mucho para obtener los primeros bagres, dándonos con esas primeras capturas a esa altura de la mañana, una jornada muy entretenida. Salieron siluros en todas sus versiones y había que esperarlos caña en mano para no perderlos, eran fuertes y a pesar de estar clavados lograban zafar sino los habíamos afirmado, lo curioso fue que con mojarra como carnada parecían sentirse más atraídos, inclusive, se dio una curiosidad, un pez banderita de gran tamaño. También intentamos la pesca del dorado con boya y un pequeño bagre encarnado por el lomo, y aunque tuvimos algunas corridas y llevadas no pudimos concretar el pique para asegurarles que estén presentes en esta modalidad.
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