Sunday 28 de April de 2024
PESCA | 07-01-2024 10:00

El San Juan entrerriano en inmediaciones a La Paz

El clima y la naturaleza propios del río Paraná complicaron una jornada que parecía sencilla. De todas formas pudimos remontar el cauce hasta dos riachos que nos regalaron cachorros de surubí y dorados de siete kilos.
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La situación estaba difícil y los días complicados, así que fuimos a lo seguro: un pesquero tradicional que estuviera rindiendo a pesar de los cambios que viene sufriendo el río Paraná como consecuencia de las alteraciones naturales. En este caso, mucha lluvia en el sector sur de Brasil, lo que repercute considerablemente en toda esta cuenca y en la del río Uruguay.

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Optamos entonces por pescar en la provincia de Entre Ríos y, si hablamos de pesqueros tradicionales, La Paz se lleva unos cuantos galardones. Esta ciudad situada en el norte entrerriano cumple con todos los requisitos que el pescador requiere, y no solo de pesca, sino que podemos pasar hermosos momentos contemplando tranquilos atardeceres, disfrutando de una rica gastronomía local, aprovechando las aguas cálidas que nos brinda el sitio Las Termas o tan sólo compartiendo un mate con gente lugareña que amablemente nos explica e introduce en cada punto neurálgico de su pueblo natal.

Brazos de isla

Pero yendo directamente a lo que nos interesa, La Paz cuenta con un intrincado delta compuesto por infinidad de arroyos, riachos y dos ríos muy importantes –el Paraná y el Espinillo– que abrazan la reconocida isla Curuzú Chalí: una reserva íctica de aproximadamente 15.000 hectáreas donde vamos a encontrar islotes menores, lagunas, arroyos y mucha vegetación que crea un ecosistema ideal para la reproducción de distintas especies de peces. También podremos observar cantidad de carpinchos, nutrias, yacarés y distintos tipos de serpientes, aunque predomina la curiyú.

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Por como se presentaban el clima y el río, la salida la hicimos en varias etapas compartidas con guías y lugareños, por eso vamos a tener imágenes de diferentes jornadas, pero que en nada invalidan el estado actual del río. De todas formas, antes de realizar el relevamiento nos comunicamos telefónicamente con Aníbal Balher, quien posea varias embarcaciones no sólo para realizar pesca deportiva sino que también nos puede llevar a hacer avistajes, paseos en familia o conocer el interior de los ámbitos más recónditos

Conversaciones previas

Aníbal es un gran amigo de años y siempre nos canta la posta, aunque el pescador sabe de antemano que nunca hay dos días iguales en esta actividad. Cuando levantamos el teléfono la pesca estaba realmente buena, por lo que fue como raspar un fósforo en la cajita: dos chispazos y arrancamos. La idea era pescar con carnada natural y con señuelos. Para la primera preparamos cañas de 2,10 a 2,40 m de largo con acción de punta, reeles rotativos medianos cargados algunos con hilo multifilamento de 40 lb (1 lb = 0,453 kg) y otros con nylon monofilamento de 0,40 mm. Leaderes de acero armados con anzuelos del 7/0 al 9/0 de unos 40 cm de largo y varios con plomitos pasantes de entre 10 y 60 g de peso.

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En cambio, para la pesca con artificiales llevamos cañas de baitcasting y spinning de 1,80 a 2,10 m de longitud, reeles huevitos y frontales chicos con multifilamento de 40 lb y toda la cantidad de señuelos que teníamos en nuestro haber, como (sólo por nombrar algunos) mojarras NG 90 mm, bananas Alfers, Voraz, Raptor, Pucará, DonKB, Bendy 1 y 2, mojarra Gozio Epic Shad y otros para trabajar sobre bancos de arena, como los Rapala Glidding, Gozio Valquiria, Raptor Slider y los nuevos Cano Lures.

La parte de equipamiento ya la teníamos resuelta, sólo faltaba organizar la fecha del viaje y arrancar, lo que no fue tan difícil si no hubiese sido por el factor climático que nos hizo desistir de la primera partida. Así que le buscamos la vuelta y la organizamos para una semanita más adelante. A pesar de ésto yo seguía comunicándome con Aníbal y con algunos de sus guías para saber el minuto a minuto acerca de la pesca, y la verdad es que me mordía los labios de la bronca de no poder estar allí sabiendo que picaban cachorros de surubí, dorados y hasta algún chafalote que merodeaba la zona.

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Un ejemplo claro fue cuando hablé con Ramón, uno de los guías, y me relató un momento de su pique casi en vivo: “Julito, en este momento estamos anclados sobre el río Paraná a la altura del desagüe de un arroyo, viene buena la pesca de cachorritos, así que sólo resta aguantar el pique… Pará, pará, pará que tenemos un pique...”, me dice del otro lado de línea. “Ahí clavamos –prosigue–, si me aguantás te cuento cómo es”. A la postre resultó un hermoso cachorro de surubí pintado a bordo, foto y al agua. Literal. Imagínense mi estado, ya quería acortar la semana para estar allí.

El poco conocido San Juan

Como la pesca no fallaba en los puntos tradicionales, le propusimos al guía recorrer la costa de enfrente y entrar al poco nombrado río San Juan para ver qué sucedía allí. Junto a otros clientes, Aníbal Balher aceptó el convite mientras nosotros esperábamos nuestro turno en casa. Navegaron río arriba por el riacho Espinillo sólo buscando con artificiales, casteando todas las correderas que estaban de paso. La cantidad de dorados era buena y, como en las últimas salidas, predominaron los ejemplares chicos y medianos, aunque siempre con la sorpresa de alguno que superó los 6 o 7 kg de peso, tal como el que pudo pescar Aníbal utilizando un señuelo Gozio Bendy 2 en color azul y negro. Un tiro preciso sobre el filo de una barranca, dos manijazos y una clavada certera para dar con el mejor dorado de la jornada.

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Así está toda esta zona. Pero como contamos, también estaban picando los cachorros de surubí y para eso el guía navegó hasta las inmediaciones del río San Juan en busca de zonas profundas, pero de no más de 7 u 8 m con buenos veriles. Son buenos lugares para anclarse, y allí sucedió el primer intento con encarne de morenas medianas y plomitos de 40 g. Esta primera parada no resultó efectiva en cuanto al pique, sólo un par de palometas y nada más, por lo que levantaron el fondeo y, antes de buscar otro sitio, un garete determinó una secuencia de piques con algunas capturas concretadas, todos chicos, de no más de 4 kg. Realmente una pesca más que interesante a pesar de las continuas variaciones en cuanto a la altura del río.

Llegó mi turno

Todo muy lindo pero nosotros aún no habíamos ido a probar suerte, cosa que sucedió unos días más adelante. Y la experiencia fue al revés: comenzamos por el río San Juan, casi frente al puerto de La Paz, y desde allí aguas arriba hasta la desembocadura de El Espinillo en el cauce principal, para luego bajar a puerto tras pasar por la zona del Ingá e Ingacito con muy buena pesca de dorados en baitcasting.

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Como a uno de mis compañeros le gusta mucho la pesca al golpe con carnada, decidimos buscar una costa profunda y barrancosa para hacer los intentos. No fue fácil en principio, hasta que un remanso nos regaló las mejores capturas con un hermoso surubí de unos 9 kg de peso. Ya con las horas finales del día emprendíamos el retorno, pero el guía nos dijo: “No guarden los equipos que aún nos falta probar en dos pesqueros cercanos al puerto”. Nadie guardó nada, sino que redoblamos la apuesta eligiendo las mejores opciones en señuelos. Estábamos listos para dar batalla.

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Veíamos las estructuras de Puerto Márquez, habíamos pasado La Esmeralda y, de repente, nos esperaba una linda corredera ahora llamada Piedra Negra. El guía bajó el motor eléctrico para acompañar la marcha y los tres señuelos cayeron donde tenían que caer: tres piques inmediatos, dos capturas. No sean malos, no voy a decir que Pocho manqueó su pique. Así concluyó nuestra estadía en esta hermosa ciudad. Si estaba en los planes venir o no, las palabras mágicas son a no dudarlo: La Paz espera con muchas chances de éxito.

ENGAÑOS

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  • En este caso mostramos dos de las carnadas tradicionales y eficaces para lograr buenos resultados. La morena y el cascarudo. Ambas deben ser encarnadas vivas para lograr mayor rendimiento. 
  • Otras opciones pueden ser bogas y sábalos vivos o en postas. Las morenas deben cuidarse bien oxigenadas. El cascaduro es más aguantador, pero también requiere su cuidado. 

MAPA DE LA ZONA

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  • Cómo llegar: desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires son 520 kilómetros por rutas 9 y 12.
  • Servicios: Aníbal Bahler posee una flota de lanchas totalmente equipadas, además de varios guías a disposición, campamentos en islas, paseos y avistajes. Consigue alojamiento, tiene proveeduría y todo lo necesario para el pescador y el visitante. Tel.: (03437) 416222.

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Julio Pollero

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