Tuesday 19 de March de 2024
NAUTICA | 27-09-2018 08:07

Cómo atracar sin golpes

Tres son los errores posibles que se cometen al momento de acercarse al muelle. Cuáles son las soluciones para amarrar sin dificultades en cada caso.
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Muchos de los que poseen embarcaciones suelen decir: “Navego hace más de 20 años; ¡qué me van a enseñar!”. Pero, cuando vemos sus barcos, los vemos golpeados en las bandas. Si navegamos recto, tranquilos y somos responsables, no generaremos mayores inconvenientes ni peligros. Sin embargo, amarrar es otro tema. Muchos se ponen nerviosos y piensan que van a golpear fuerte. Ese es el objeto de esta nota, explicar cómo hacerlo fácilmente y sin golpes. Y el comentario seguido es: “Qué fácil explicarlo en un papel”. Si la maniobra sale mal, a no desesperarse; intentarlo nuevamente. Hay que pensar cuántas veces se estaciona el auto en un espacio pequeño sin problemas y, cuando hay mucho espacio, debemos hacer varias maniobras para lograrlo. Tengamos paciencia.

Conocer nuestra embarcación

Las maniobras de atracar son, sin dudas, las que mayormente preocupan a los que navegan. Un golpe fuerte contra el muelle hará que terminemos rompiendo un pedazo de lancha o rayándola, y los arreglos no son nada económicos. En éste caso, nos vamos a referir a embarcaciones con motor fuera de borda o a aquellas que tienen motor dentro-fuera con transmisión a la pata. Lo que sí debemos conocer es nuestra embarcación: cómo reacciona, cuánto tarda en detenerse, etc. Para ello es conveniente practicar en algún lugar. Como se suele decir, cada maestro tiene su librito pero existen premisas básicas a cumplir.

Antes de amarrar se deben preparar las defensas, elemento fundamental para evitar que la embarcación golpee el costado contra el muelle. Ante la duda, colocarlas en las dos bandas.

Alistar los cabos de amarre, no esperar a último momento para hacerlo. Los cabos deben ser cortos, de no más de 5 metros, pues los largos se enredan.

Nos aproximaremos al muelle con la corriente de proa. La velocidad se puede apreciar viendo en algún muelle cómo deja su estela o bien parando la lancha y observando cómo deriva.

Si vamos a atracar en un muelle, evitar hacerlo si otra lancha pasó y dejó oleaje. Esas olas nos desplazarán para el costado y golpearemos. En la embarcación podemos evitar golpear adelante poniendo marcha atrás, o golpear atrás poniendo marcha adelante, pero nada puede evitar que golpeemos de costado. Jamás poner las manos o los pies en el medio para frenar el impacto: es muy peligroso.

Existe una recomendación clave, que es determinante para todo y es la velocidad, que debe ser la menor posible. Ir a baja velocida permitirá que, si golpeamos, lo hagamos despacio, sin consecuencias y, además, nos dará tiempo a pensar lo que vamos a hacer después. Debemos evitar la ansiedad.

Una vez que tenemos todos estos puntos claros, iniciamos la maniobra determinando adónde queremos atracar y nos acercamos a ese punto con un ángulo de 30 a 50 grados. En pocas palabras, no hay que llegar paralelo al muelle. Primero estudiar con anticipación el sitio al que nos vamos a amarrar. Luego, apuntamos con la proa al muelle en su parte más lejana. Cuidado de no quedar cortos porque la corriente irá frenando la atracada e irá cerrando porque actúa sobre el través (ver flecha del gráfico).

Para este ejemplo atracaremos con la banda de babor al muelle. Si miramos sólo hacia proa, no nos daremos cuenta de la velocidad de avance; siempre es mejor mirar hacia el través para apreciar mejor la situación. Al ver la vegetación como referencia, podremos estimar la velocidad para asegurarnos de avanzar despacio. Si notamos que quedamos cortos, un poco de motor en el punto mínimo de la palanca, sin acelerar, será suficiente. El ángulo de acercamiento debe ser de entre 30 y 45 grados (crujía y el muelle). Si se viene muy cerrado o apunta al inicio del muelle, la corriente nos sacará y terminaremos cerca de la costa antes de llegar al muelle.

En este momento, se pueden dar las siguientes condiciones: que lleguemos prácticamente parados unos metros antes de arrimarnos; que la velocidad de llegada sea mínima, o que se llegue con algo de velocidad. En la primera alternativa, si quedamos detenidos antes de llegar, deberemos poner todo el timón a la banda contraria al muelle y luego dar un golpe de motor, despacio, primer punto y se corta inmediatamente. La lancha caerá a estribor acercando la banda al muelle. Veremos que, si se hace eso, la lancha sólo caerá a la banda para terminar de atracar.

Llegando con inercia

Es caso de que estemos llegando con arrancada, si se cumple al pie de la letra lo aconsejado previamente, estaremos arribando a poca velocidad y con el motor en punto muerto. El conductor, ante esta situación, debe frenar la embarcación, para eso pondrá todo el timón a la banda del muelle y dará un toque atrás. Así, la proa se separará del muelle y la popa se cerrará hacia él, quedando amarrada.

En la tercera alternativa, llegando con arrancada –es decir, con bastante inercia–, el conductor debe frenar la embarcación y, para lograrlo, debe poner todo el timón a la banda contraria al muelle para salir de la situación. En ese punto se presenta un problema: si da atrás la proa, chocará con el muelle produciendo destrozos en la lancha. Solución: dar marcha atrás pero con el timón a la vía, es decir, centrado.

Siempre tomarse todo el tiempo necesario, pensando cómo se va a hacer la maniobra y explicándosela a la tripulación con tiempo; de lo contrario, gritaremos, nadie entenderá nada, todo será un caos. Y, lo que es peor, después no querrán compartir otra navegación con nosotros. Por eso, nunca hay que intentar demostrar lo imposible, sino más bien pensar que un mal golpe contra un muelle puede lastimar a quienes nos acompañan.

Nota completa en Revista Weekend del mes Septiembre 2018 (edicion 552)

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Francisco Savino

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