Thursday 27 de June de 2024
NAUTICA | 21-06-2024 10:00

Cálculo de consumo de combustible para navegar sin problemas por el Delta

La autonomía de una embarcación obliga a efectuar determinadas estimaciones para no quedarse sin combustible en el río. Cuánto gastan los motores. Bidones: cómo trasvasarlos.
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El combustible en el Delta es un tema importante a considerar, porque más allá de las estaciones de servicio que están ubicadas en las islas sobre el río Luján, sólo existe una más localizada la Primera Sección (sobre el arroyo Abra Vieja), no hay más puntos de reabastecimiento. Por eso, es importante determinar y saber el consumo horario de cada motor en particular, y la capacidad de combustible de estiba que se puede alojar en el tanque de la embarcación y/o en bidones adicionales reglamentarios con válvula de venteo.

Cuándo se gasta más 

En primera instancia, el consumo de la embarcación va a depender de la potencia del motor y del tipo de casco en el cual está instalado ese motor. Los modelos de fondos planos, al tener menor fuerza de rozamiento sobre la superficie del agua, permiten llegar al punto de planeo a un menor régimen de vueltas. Además, navegando a desplazamiento, el arrastre de agua es menor que el de los fondos con mayor ángulo de popa. Esto es debido al diseño de construcción de cada embarcación. 


En segundo lugar, el consumo dependerá de la cantidad de tripulantes a bordo, ya que el peso es crucial en este cálculo, a lo que se suma la forma de timonear de cada persona, pues las aceleraciones incrementan la inyección. El estado del río es otro factor determinante. El oleaje vuelve incómoda la navegación ya que provoca aceleraciones erráticas, al igual que el trimado excesivo para evitar embarco de agua.

En términos generales, se puede concluir a priori que los motores consumen aproximadamente entre un 15 y un 20 % de su potencia por hora de navegación en régimen de planeo y a un 50 % del peso máximo admitido por el fabricante del casco. A modo de ejemplo, un 200 HP consumirá entre 30 y 40 litros por hora según las condiciones antes especificadas.

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La autonomía, que es la distancia que puedo navegar con una determinada cantidad de combustible, va a depender entonces de la capacidad de almacenamiento del tanque y del régimen de revoluciones para lograr las mejores condiciones, de ahí que es muy importante conocer esos datos, ya que no podemos contar con el reabastecimiento en estaciones de servicio porque: 1) tal vez no se encuentren en la zona a navegar; 2) es probable que no tengan combustible, lo que en general ocurre durante los  fines de semana largos. Lo ideal en estas situaciones es obtener el contacto telefónico de la estación y consultar antes de salir. O llevar bidones adicionales para suplir esa falta, sabiendo de antemano la derrota y, sobre esta base, la cantidad necesaria de litros de que se debe disponer. 

Bidones: todo un tema

Pero... es importante recordar que los automóviles no están habilitados para el transporte de cargas peligrosas e inflamables en la vía pública; y que los bidones ventean hacia el exterior. Por eso hay quienes optan por llenarlos en el río (algunos argumentan –incluso– que el combustible es de mayor calidad), aunque –en rigor de verdad– muchos los cargan en el continente para no perder tiempo en el agua (y también porque es más económico). En este orden de cosas, debemos contemplar que muchas guarderías prohíben el alijo de combustible en la dársena para evitar derrames y por una cuestión de seguridad. En este caso, los bidones deben estibarse en la embarcación y realizar el trasvasado al motor (siempre apagado) en el río, siempre utilizando elementos adecuados y en lugares en los que la embarcación se mueva lo menos posible para evitar el desparramo de fluidos. 

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Una estrategia muy buena y recomendable si nos embarcamos de manera frecuente es, cuando regresamos de navegar y antes de ir a guardar la embarcación, pasar por la estación de servicio y cargar combustible (ya que por lo general es a media mañana o al mediodía cuando más gente se acumula). De esta forma, la próxima vez que salgamos ya no habrá contratiempos.

Sin combustible

En el supuesto caso de que por algún motivo nos quedáramos sin combustible en el río, lo primero que debemos hacer es fondear de inmediato (más aún en el Río de la Plata) para no derivar y llamar al auxilio, ya sea por teléfono o por canal de VHF, por eso es muy importante contar con una cobertura de seguro que contemple remolque. Si la situación ocurre en canales internos, es probable que contemos con una ayuda solidaria que pueda arrimarnos hasta un muelle o costa cercana. Importante: si navegando por un río principal de solera considerada determinamos escasez de combustible, debemos dirigirnos de forma inmediata a la costa, no sólo por razones de seguridad, sino también de practicidad.


En conclusión, el combustible es un tema de organización y de análisis de logística. Si antes de zarpar conocemos los pormenores, todo lo que viene por delante será previsible y subsanable. Recordemos siempre: embarcación segura, tripulación segura.

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Alejandro Savino

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