Es importante saber que el fuego a bordo atemoriza y no hay lugar hacia dónde escapar. Por lo general, resulta imposible llamar a los bomberos, y por ese motivo algunas personas se bloquean, lo que les impide reaccionar de inmediato. Para ganar satisfactoriamente la batalla contra el fuego hay tres premisas que deberemos tener en consideración: la prevención, la detección temprana y la acción inmediata.
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La prevención
Todas las medidas preventivas que tomemos ayudarán a minimizar los riesgos de un incendio a bordo. No solo es primordial tener el equipo de extinción en el lugar adecuado, sino también saber utilizarlo apropiadamente. Es importante conocer además los posibles focos que podrían provocar fuego a bordo. Por ese motivo, recomendamos acercarse a la unidad de bomberos más próxima para solicitarle la participación en algún simulacro de los que ellos tienen programados en su agenda de actividades.
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Resulta estratégico combatir cualquier incendio desde su comienzo. También es importante identificar los diferentes tipos de humo. Ejemplo: el humo negro es generado por la combustión de productos derivados del petróleo; y el humo blanco, en cambio, lo produce la combustión de papel y cartón. Resulta clave instalar alarmas de detección en sala de máquinas, sistema eléctrico como tablero general de luces y área de cocina.
Las emergencias a bordo son imprevisibles, y se debe actuar sin titubeos puesto que el fuego es exponencial. En el primer minuto aumenta 5 veces, en el segundo minuto 25 veces, en el tercer minuto 125 veces. Por este motivo, se lo debe combatir sin demoras. Además de los extintores adecuados, es necesario tener a mano una máscara antigases. Cuando el incendio es producido por la combustión de productos químicos, resulta prácticamente imposible actuar debido al humo tóxico e irrespirable. Es fundamental que la descarga del matafuego sea aplicada directamente a la base del fuego, insistiendo de lado a lado con el fin de ahogarlo y extinguirlo.
Pero resulta importante saber cómo combatirlo a partir de cómo se generó. No es lo mismo luchar contra un incendio provocado por una pérdida de combustible, a hacerlo por uno generado por papel o productos eléctricos.
La clasificación del fuego se hace según su origen: clase A, por la combustión de madera, tela, papel y cartón; clase B: por combustibles líquidos y gaseosos, como nafta, querosene, gas-oil, alcohol, benceno, etc.; y clase C, producidos por artefactos sometidos a tensión eléctrica, como baterías, electrodomésticos, instalaciones eléctricas, etc.
Nota publicada en la edición 494 de Weekend, noviembre de 2013. Si querés adquirir el ejemplar, llamá al Tel.: (011) 4341-8900. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.
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