Aunque muchos la consideran uno de las más grandes aves depredadoras del mundo, lo cierto es que, según un informe de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). lamentablemente, el águila arpía está en serio peligro de desaparecer para siempre de la faz de la tierra.
Su impresionante envergadura que puede alcanzar los dos metros y medio, sumada a sus afiladísimas garras que pueden alcanzar los 13 centímetros, a su cola que tiene una longitud de unos 37 a 42 centímetros y a su peso que ronda entre los 4 y los 9 kilos, hacen que estos "velociraptores voladores" se encuentren entre las especies de águilas más grandes e intimidantes, del planeta.
Pero, más allá de eso, su población se ha visto fuertemente disminuida a medida que la cada vez más intensa deforestación del Amazonas destruye su hábitat natural que se extiende desde el sureste de México, atravesando toda Centroamérica, observándose también en Honduras, Belice, Guatemala, Nicaragua, Costa Rica y en Panamá.
Asimismo, se tienen registros de avistamientos en Guyana, Colombia, Surinam, Venezuela, Guyana Francesa hasta el sureste de Brasil, Paraguay y el norte de Argentina, en donde se llegaron a ver varios ejemplares en Salta, Formosa y en Jujuy.
Según las últimas cifras oficiales que se conocen, quedan poco menos de 50.000 ejemplares de esta especie en el mundo entero. Por eso, un grupo de científicos internacionales acaba de implementar una estrategia extraordinaria para intentar salvarlas de su extinción total: criarlas en cautiverio.
Las águilas arpías son monógamas, se aparean de por vida, y las hembras ponen un par de huevos a la vez cada dos o tres años, de los cuales únicamente la primera cría en eclosionar suele sobrevivir hasta la edad adulta. Según los especialistas, esto se debe a que la primera cría recibe una lluvia de atención, dejando al otro huevo totalmente abandonado y desatendido. Las crías de arpías nacen todas blancas y adquieren su color oscuro a medida que maduran.
Si bien es difícil imaginar cómo harán estos científicos para poder criarlas en cautiverio –medida que ya se está implementando en Ecuador, Perú y en Venezuela-, dada la alarmante disminución de su población se ha transformado en la principal estrategia para intentar preservar la supervivencia de su especie.
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