Un grupo de científicos del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la Universidad Nacional Autónoma de Méjico (UNAM) confirmó que el gigantesco hoyo en la capa de ozono ubicada en el Artico se cerró por completo.
“Se cerró por cuestiones dinámicas, cuando las ondas y flujo de los vientos dieron lugar a que se rompiera el vórtice en la estratósfera del Polo Norte”, explicó Graciela Raga, investigadora de dicha casa de estudios y partícipe principal del estudio. “
Estamos muy acostumbrados a oír los reportes del hoyo en la estratósfera de la Antártida y que se haya producido un agujero tan profundo sobre el Ártico, es inusual”, agregó.
Según la especialista, ese gran hoyo en la capa de ozono es diferente al que está sobre la Antártida, más puntualmente en el Polo Sur, cuyo cierre continúa de manera lenta pero firme desde que en la década de los 90 del siglo pasado se suspendió en el planeta el uso de los clorofluorocarbonos que destruyen la capa de ozono que nos protege de la radiación ultravioleta.
A principios de abril del año pasado, y tras varios estudios en los que utilizó datos del satélite Sentinel-5P del Servicio de Monitoreo de Atmósfera Copernicus, la Agencia Espacial Europea (ESA) había confirmado su existencia. Si bien no se trató de un fenómeno aislado porque ya se habían registrado varios "miniagujeros" sobre el Polo Norte en otras ocasiones, lo que sorprendió a toda la comunidad científica mundial fue su gigantesco tamaño, calculado en 1.000.000 de kilómetros cuadrados, y su duración.
“Este evento fue inusual porque no es frecuente que el vórtice permanezca sin romperse en el hemisferio norte, lo que dio lugar a que se destruyera el ozono. El vórtice polar se dividió, permitiendo la irrupción de aire rico en ozono en el Ártico, un ciclón persistente a gran escala en la zona ubicado en la media y alta troposfera y la estratosfera. Es el único éxito de la política ambiental a nivel internacional de las últimas décadas”, concluyó Raga.
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