El 18 de diciembre de 1997, Japón sorprendía una vez más al mundo entero al dar oficialmente por inaugurado el Aqualine Bahia de Tokio, la autopista bajo el mar más larga del mundo.
Construida con el principal objetivo de permitir la circulación de vehículos por una carretera conocida como CA, que está compuesta por un puente y por un túnel submarino, la faraónica obra de ingeniera civil atraviesa la Bahía de Tokio, uniendo las ciudades japonesas de Kawasaki y Kisarazu.
El gran volumen de tráfico de embarcaciones en la Bahía de Tokio fue el principal motivo que llevó al gobierno japonés a construir aproximadamente los primeros 10 kilómetros de este gigante de la ingeniería mundial, a partir de la ciudad de Kawasaki, en forma de túnel submarino.
La longitud total es de unos casi 15 kilómetros, ya que mientras el puente mide 4,4 kilómetros, el túnel alcanza los 9,5 kilómetros de extensión, lo que supone un ahorro de tiempo de viaje considerable entre ambos puntos ya que, en el caso de querer realizar ese desplazamiento por el camino alternativo, la distancia recorrida sería de 100 kilómetros, por lo que, más allá de la importante reducción en cuanto al tiempo empleado, también se consigue descongestionar el por demás alocado transito de la capital japonesa.
Islas artificiales
En tanto, mientras el diámetro interior es 11,9 metros, el exterior es de 13,9 metros, lo que le confieren la calidad de indestructible. En la unión entre el túnel submarino y el puente existe una isla artificial llamada Umihotaru, que fue especialmente equipada con áreas de descanso, restaurantes, tiendas y cuenta con un espectacular mirador desde el cual, en los días despejados, se pueden observar las mejores postales tanto de la bahía de Tokio y los alrededores como, así también, de los montes Fují y Tsukuba.
Además, cuenta con otra isla artificial que es mundialmente conocida con el nombre de “Torre de Viento” (風の塔 Kaze no tō) ya que fue ideada para que actuara como respiradero del túnel. Las obras de construcción de esta verdadera joya arquitectónica mundial demandaron más de nueve años de trabajo y una inversión de 11.200.000 dólares.
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