El 15 de diciembre de 1927 el joven y valiente aviador norteamericano Charles Augustus Lindbergh fue protagonista de una de la más grandes hazañas aéreas de todos los tiempos: unió Washington con la ciudad de México D. C. en el primer vuelo solitario sin escalas de la historia.
Contra la incredulidad de la mayoría de sus colegas, Lindbergh despegó con su avión N-X-211 del aeropuerto de Washington D.C exactamente a las 12:25 horas del 14 de diciembre de 1927, para aterrizar en la Ciudad de México cuando su reloj marcaba las 15:40 hcoras del día siguiente.
De esta manera, ante la sorpresa del mundo entero, logró unir los 3.100 kilómetros que separan a ambas ciudades capitales del continente americano en 27 horas y 15 minutos, constituyendo un récord mundial para la época.
Nacido el 4 de febrero de 1902 en Detroit, Michigan, Estados Unidos, en el seno de una familia de inmigrantes suecos, a los siete años sus padres se separaron justo el primer día del inicio de su escuela primaria. Ese duro golpe familiar lo llevó a convertirse en un alumno muy poco afecto a los estudios y por demás rebelde.
Así, tras cambiar varias veces de colegio, finalmente ingresó en el Instituto de Little Falls, donde combinó los estudios con los trabajos en la granja. Fue precisamente allí cuando empezó a interesarse por el mundo de la mecánica y por las aventuras de “Tam, el veloz”, una historieta de suspenso publicada por Everybody’s Magazine que tenía como protagonista a un valiente piloto de ojos azules con el que él soñaba en convertirse.
Ya atrapado por completo por el mundo de los aviones, en 1924, abandonó la carrera de Ingeniería Mecánica para unirse al programa de entrenamiento de la Escuela de Vuelo y comenzó a entrenar en el cuerpo aéreo del ejército de Estados Unidos. Sorpresivamente, al graduarse como el mejor alumno de su camada, fue premiado para trabajar como piloto civil en la línea de correo de St. Louis.
Consumada su hazaña, se convirtió en asesor de las aerolíneas comerciales que se peleaban por tenerlo entre sus filas, hasta que, a partir de 1939, empezó a recorrer el país dando conferencias en contra de la Segunda Guerra Mundial. Pero, al declararse abiertamente a favor de Adolf Hitler, tuvo que renunciar y, así, de ser uno de los pilotos más respetados y admirados del mundo entero, se convirtió en el centro de todas las críticas tanto del gobierno como de las fuerzas militares de su país No obstante, antes de que la sanción entrara en vigencia, tuvo el honor de participar en varias misiones de combate al servicio de las fuerzas aéreas estadounidenses, en las que derribó varios aviones japoneses, lo que le valió recuperar algo de su imagen pública.
Sus increíbles hazañas aéreas están brillantemente reflejadas en el filme “The Spirit of St. Louis”, que en el mundo hispanoparlante se conoció como “El héroe solitario” que se estrenó, con gran éxito, en 1957. El actor James Stewart interpretó a Lindbergh quien murió el 26 de agosto de 1974, en la paradisiaca isla de Maui, que forma parte del archipiélago hawaiano.
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