El 12 de diciembre de 1915 el mundo se sorprendía cuando el ingeniero prusiano Hugo Junkers presentó el J1, el primer avión completamente metálico del mundo, sin cables ni riostras por ninguna parte, solamente alas unidas sólidamente a un fuselaje.
Nacido el 3 de febrero de 1859 en el entonces Reino de Prusia, su exitosa trayectoria aerodinámica recién comenzó, casi de casualidad, en 1903, mientras los hermanos Wright echaban a volar su avión de madera y tela en una playa de Carolina del Norte.
La noticia tomó tanto por sorpresa al hasta por entonces fabricante de calderas y radiadores de gas de la ciudad de Dessau, que decidió darle un giro de 180 grados a su vida, para empezar a incursionar en el mundo de la aviación del cual no conocía nada.
Así fue que, en 1907, aceptó la propuesta de su colega y amigo personal Hans Reissner para llevar a cabo un proyecto por demás alocada para aquel entonces: construir el primer avión totalmente de metal.
Y si bien un año más tarde, lograron fabricar el primer monoplano totalmente metálico, la inesperada muerte de un piloto en una de las pruebas de funcionamiento, hizo que la sociedad decidiera ponerle punto al sueño.
Sin embargo, lejos de resignarse, Junkers decidió continuar con el proyecto de manera personal. Y fue así, que después de muchos años de trabajo y de invertir grandes cantidades de dinero, finalmente, usando las mismas técnicas para desarrollar las calderas que producía en su fábrica, el 12 de diciembre de 1915, Junkers daba a luz a su primer aeroplano experimental: el revolucionario J1 que estaba fabricado totalmente de hierro y acero, desde la estructura interna hasta la punta de las alas.
En lugar de tela, la piel sobre su cuerpo consistía en una placa de hierro de 0,2 milímetros de espesor, corrugada para darle mayor solidez y estabilidad. Y como toque final, Junkers le agregó algo totalmente inédito: en vez de la consabida configuración de biplano de la época, la creación ostentaba una única ala rígida voladiza anclada al fuselaje, sin ningún soporte externo.
El J1 llegó a alcanzar los 170 kilómetros por hora, convirtiéndose en la aeronave más rápida del mundo en ese momento, y como era de metal y no de tela pegada a costillas de madera, ofrecía más seguridad al piloto durante los ataques enemigos.
Otros aviones e inventos
Ya en 1919, Junkers presentó su modelo F.13, el primer avión diseñado para el transporte de pasajeros de manera rápida y cómoda ya que el resto de los aviones de ese tipo eran bombarderos biplanos reconvertidos.
Ese modelo tuvo tanto éxito que vendió de 300 unidades, cifra espectacular para entonces. Se trataba de una suerte de furgoneta aérea, de estructura sólida, cubierta de la característica piel de aluminio corrugada Junkers que la hacía casi imposible de destruir.
Pacifista y de tendencia socialista, también inventó el calorímetro que lleva su nombre y el calentador de baño. Sus proyectos de desarrollar nuevos aviones se vieron truncados cuando, en 1933, el gobierno nazi le robó todas sus patentes, se quedó con su compañía y lo mantuvo en arresto domiciliario en su casa de Gauting, Alemania, en donde el destino quiso que muriera en el día de su cumpleaños número 76. Pero el mundo de la aviación jamás podrá olvidarlo.
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