Pionera de la aviación mundial, el 28 de noviembre de de 2007 se apagaba la vida de la piloto alemán a Elly Beinhorm, la primera mujer en dar la vuelta al mundo, sin acompañante, allá por el año 1930.
Nacida el 30 de mayo de 1907 en la ciudad de Hannover, Alemania, esta intrépida aviadora descubrió su pasión por el manejo de los aviones a los 21 años, tras quedar totalmente sorprendida frente a las experiencias de otro gran aventurero aéreo alemán, Hermann Köhl, quien, entre tantas otras proezas para su época, había logrado atravesar el océano Atlántico.
A pesar de la férrea oposición de sus padres que deseaban para ella una carrera universitaria y de la negativa de los instructores a darle clases debido a que era mujer, finalmente el destino la llevó hasta Berlín donde encontró a su gran maestro de aviación: Otto Thomsen, por entonces director del Departamento Técnico del Transporte Aéreo de Alemania, quien, en 1929, le entregó la licencia de vuelo que la convertía en la primera aviadora de Alemania.
No conforme con ello, Beinhorm empezó a perfeccionarse en las disciplinas de vuelos artísticos de acrobacia aérea y de piloto de aviación comercial. Así, a los 24 años, se enfrentó a su primer gran desafío: una empresa de turismo alemana le encargó sacar fotos aéreas de Guinea-Bissau para sus clientes.
Pero, para su mala fortuna, a punto de finalizar su trabajo que la llevó a recorrer 7.000 kilómetros sin ningún acompañante, un desperfecto en su avión la obligó a realizar un aterrizaje forzoso en pleno continente africano y caminar más de 50 kilómetros hasta lograr encontrar ayuda.
Lejos de rendirse ante ese primer gran obstáculo, Beinhorm se puso a trabajar en un sueño que parecía imposible para una aviadora: dar la vuelta al mundo en solitario. Récord que logró en diciembre de 1931, en un vuelo que partió de Asia hacia Australia, luego siguió hasta Panamá y tras llegar a la Argentina, voló hacia su tierra natal para, finalmente, concluir exitosamente su travesía en el punto de partida.
Al día siguiente de su histórica proeza, todos los diarios del mundo reflejaron en sus portadas con letras negras bien grandes la hazaña de la “joven e intrépida piloto alemana que se atrevió a dar la vuelta al mundo sin la compañía de otro piloto".
Benhorn se casó en 1936 con el corredor de autos alemán Bernd Rosemeyer, quien murió dos años después mientras intentaba quebrar el récord del mundo, a 450 kilómetros por hora. En 1942 se casó de nuevo y para sorpresa de muchos, siguió volando hasta los 72 años cuando, al darse cuenta de que los reflejos ya no la acompañaban como ella deseaba, con mucho dolor y pena, decidió devolver su licencia de piloto.
Sus últimos días transcurrieron en un hogar de ancianos ubicado en las afueras de la ciudad de Münich, en el que falleció pocos meses después de haber cumplido nada menos que 100 años.
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