La arquitecta neuquina Julieta Castañola tiene un sueño que la desvela: construir un puente que una Cipolletti con Neuquén para modernizar el valle de Neuquén y Río Negro.
Según explicó al diario Rio Negro la profesional de 29 años que cursó la carrera de Arquitectura en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), el futuro puente tendrá una extensión de 122,5 metros de largo y una luz entre apoyo y apoyo de 85.75 metros sobre el río Neuquén.
De esta manera, la gigantesca estructura se extendería, en sentido transversal, desde la calle Río Desaguadero del Barrio Provincias Unidas de Neuquén hasta el barrio Costa Norte, ubicado en la localidad rionegrina de Cipolletti, en tanto que en uno de sus laterales compensaría la diferencia de 16 metros de altura que existe entre las orillas de ambas ciudades patagónicas.
“Me recibí de arquitecta con este sueño. Mi idea es construir un puente que sea completamente funcional y que no solo permita disfrutar de la vista del río Neuquén, sino que también cuente con espacios funcionales para capacitaciones, talleres culturales y varios usos que potencien la cultura entre ambas ciudades”, relató Castañola.
Castañola define su proyecto como un «edificio puente», un concepto superador para la zona que además estaría conectado con circuitos de bicisendas y el potencial de la rivera. “Sería un espacio de índole público, no privado”, aclaró.
Según explicó la joven nacida en Cutral Co, un puente puede simbolizar un elemento físico o una metáfora. En cualquier caso implica una “transición vital”. Son infraestructuras de “conexión”, que no suelen verse como espacios públicos para desarrollar actividades sociales, académicas y deportivas. Ese fue su desafío.
La estructura de Julieta está inspirada en puentes habitables del periodo de la edad media, como el Ponte Vecchio en Florencia, donde se combina la función de nexo con la idea de permanencia , asegurando un entorno urbano hospitalario, de modo tal que sea un elemento de la arquitectura de ambas ciudades y no solo una obra de ingeniería.
El proyecto habla de una estructura metálica con tres tramos integrados de material prefabricado, pero su diseño es «semicerrado» ya que cuenta con un importante porcentaje de espacios cubiertos por un textil llamado Etileno-tetrafluoroetileno (ETFE), una membrana resistente al sol extremo y también al viento característico del valle. En su interior también se planificaron áreas con materiales sólidos, capaces de albergar a los usuarios según las características de las actividades que se destinen para el espacio.
«Se consideran lugares para actividades artísticas, académicas y recreativas, la idea es que se use como un edificio multifuncional», detalló Castañola.
Durante el estudio de viabilidad, Julieta detalló que el margen izquierdo del Río Neuquén, de la ciudad capital, se distingue por tener un suelo de roca y areniscas. Mientras que del lado de Cipolletti, el contexto brinda un suelo fluvial.
Para solucionar esto y la diferencia de alturas entre una orilla y otra, el proyecto propone hacer uso de plateas de fundación y muro de concreción de hormigón armado, en el que se den previstos los icertos metálicos que dan apoyo a toda la estructura. Además de la creación de pilotes con vigas de arriostramiento.
En cuanto a las instalaciones que se disponen dentro del puente, según el proyecto, se considera el uso de sistemas más amigables con el medioambiente, como ser por ejemplo para el desagüe de aguas negras (cloacas) se disponen biodigestores, que desaguan en una laguna de fitodepuración, ubicada en el lado de Cipolletti.
También se contempla la utilización de granjas solares. Estos sistemas otorgan dos funciones. Por un lado, ponen en funcionamiento la tierra procurando recuperar la actividad productiva que ya existía en el sector. Y por otro, entrega los beneficios del uso de paneles solares, para alimentación eléctrica del edificio.
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