Thursday 25 de April de 2024
CAZA | 28-05-2012 18:00

Ajuste de la puntería

Los preparativos para una nueva temporada de patos. Qué cosas tener en cuenta.
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Abril abre la temporada de patos en muchos ámbitos de nuestro territorio. Es hora de limpiar la escopeta, aceitar el cuerpo y afinar el ojo. Y de hacernos un pregunta: ¿qué tan preparados estamos para comenzar el nuevo ciclo? Hasta que va ganando en experiencia y conocimientos, el cazador de escopeta puede tener algunas complicaciones en lo que a puntería se refiere.

La primera suele ser de cálculo, ya que el disparo no debe efectuarse sobre la presa en movimiento, sino al lugar en que pensamos o estimamos que se encontrará al momento de llegar los perdigones. La segunda causa es la sorpresa: el cazador debe reaccionar al momento que se levanta la presa y llevar el arma al hombro, apuntar y disparar, tan rápido como sea posible para que el blanco no se aleje demasiado y esté todavía a tiro cuando se apriete el gatillo. Por lo general, usamos dos maneras de disparar. Una es “de estocada”, en la que el cazador levanta el arma instintivamente, la lleva al hombro y dispara (todo en una sola acción), y resulta tan rápida que parece que se intuyera la dirección que tomará la presa. Según algunos autores, es el método del cazador impulsivo y nervioso, pero son muchos quienes emplean este sistema y no tienen ninguna de esas características. Sentirse cómodo. La otra manera de tirar es llevar la escopeta al hombro y seguir la trayectoria de la presa apuntando con los cañones en una especie de acompañamiento, para disparar una vez que se la sobrepasa. Cada cazador utilizará el sistema que más se adecue a sus características. Ambos deben considerarse totalmente válidos. Es muy importante que la escopeta le caiga bien a su dueño. Recuerde que siempre es el arma la que debe ir a la cara, y no al revés. Si esta regla se cumple, seguramente conseguiremos un alto porcentaje de aciertos.

Otro tema que genera dudas es si se debe tirar con visión monocular o binocular, es decir, cerrando un ojo con los dos abiertos. Creo que es una discusión un tanto estéril, ya que para dirimir la cuestión hay que considerar otras variables, y lo más importante es determinar cuál es nuestro ojo rector o director.

Hay dos métodos simples y muy usados. Uno consiste en apuntar con el dedo índice y el brazo extendido a un objeto en particular con ambos ojos abiertos, y luego cerrar alternadamente el derecho y el izquierdo. Veremos que a través de un ojo el objeto quedará fijo, mientras que con el otro se desplazará a un costado. Podemos lograr el mismo efecto mirando a través del ojo de una arandela.

Más variantes. La otra opción no es muy distinta. Se comienza de la misma manera, pero en vez de cerrar un ojo, acercamos lentamente la cara al dedo o arandela, y podremos comprobar la destreza de un ojo en particular: ese será el rector.

Entonces, consideramos que si una persona es diestra y su ojo rector es el derecho, no debería tener problemas en disparar con ambos ojos abiertos. En cambio, si se es diestro y se tiene como ojo rector el izquierdo, existen dos alternativas: cerrar el ojo izquierdo o disparar como zurdo.

Varios autores defienden una u otra posibilidad. Por ejemplo, Floreal Ramos hace mención especial de muchos de ellos con argumentos sólidos, por lo que deberíamos preguntarnos ¿cómo tiramos?

Quienes abogan por disparar con los ojos abiertos, argumentan su posición afirmando que se cuenta con mejor visión periférica alrededor de la pieza y no se corre el riesgo, por ejemplo, de matar a un perro. Parece algo exagerado.

Muchos creemos que, si resulta posible, es mejor tirar con los ojos abiertos. La visión binocular es más clara que su contraparte, ya que se aprecian mejor las distancias por una cuestión de profundidad de campo, y además se encara más rápido.

Hace tiempo, ese experimentado cazador que es Humberto Uquillas Sota comentó, graciosamente, que "para ver bien el blanco es lógico que convenga emplear ambos ojos, si se viera mejor con uno solo, la madre naturaleza nos habría colocado uno solo en medio de la frente".

Otro factor muy importante es la orientación de pies y cuerpo en el momento de disparar. Ambos pies a 45° brindan un sólido apoyo, que permite al cazador reaccionar de forma veloz en todas las direcciones desde las que puede aparecer una pieza.

Ahora que sabemos cómo utilizar nuestra escopeta, es el turno de llegar al bañado e intentar con los patos. Lo primero que se debe conocer es qué variedades podemos encontrar, ya que tienen hábitos y velocidades distintas. Por ejemplo, un pato maicero lleva velocidades mínimas de 18 a un máximo de 30 metros por segundo. Un crestón lo hará entre 16 y 27 metros por segundo, y un overo entre 24 y 3 m/s.

Usando esta información podemos comprobar fácilmente que si hacemos tiro de seguimiento, no debemos detener la escopeta en el momento del disparo, sino pasar la presa y tirar sin parar el movimiento (swing). Si se detiene la marcha un segundo, quedaremos varios metros por detrás de nuestra presa. Hace poco, en el debut de Marquitos Belloso, el hijo de un amigo, nos reímos porque a pesar de lograr un buen número de aciertos, él confesó que siempre apuntó al pato que volaba delante del caído.

Las alternativas son casi infinitas (algunas de las más frecuentes se aprecian en los dibujos), y solo la experiencia nos irá dando el punto adecuado. El tiro de estocada en estos casos es sólo para cazadores muy avezados o con un don natural inmenso. El camino es practicar, la única manera de acercarse a la perfección.

Nota publicada en la edición 475 de Weekend, abril de 2012. Si querés adquirir el ejemplar, llamá al Tel.: (011) 4341-8900. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.

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Agustino Fontevecchia

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