Recorrer países e incluso continentes en bicicleta es una experiencia maravillosa, pero que requiere de mucho tiempo y ,sobre todo, de preparación. Elegir la bicicleta correcta no es fácil porque hay que tener en cuenta muchos aspectos técnicos. Para no cometer un error que nos pueda arruinar la travesía, estas son las cuestiones que debemos considerar a la hora de elegir nuestro rodado:
Travesía solitaria en busca de los durmientes
Talle: generalmente se toma la altura de la persona como referencia para elegir el talle, pero esto no asegura la elección correcta. Lo que realmente define el tamaño a elegir es el largo de nuestras piernas. Esta medida es una referencia mucho más fiable.
Comodidad: uno de los puntos más importantes, ya que pasaremos grandes períodos de tiempo arriba de la bicicleta: días, semanas o incluso meses. La mayoría de las bicicletas vienen con configuraciones estándar que funcionan bastante bien, pero considerando nuestras necesidades específicas, tal vez sea necesario cambiar algo, como el modelo de asiento o manubrio.
Calidad: al contrario de lo que piensa la mayoría, utilizar una bicicleta de alta gama no es lo más recomendable. Lo mejor es viajar con una de gama media, ya que ante un desperfecto, será mucho más fácil y económico adquirir un repuesto o realizar el mantenimiento necesario.
Desafíos en dos ruedas en las sierras cordobesas
Peso: no debemos preocuparnos por adquirir el modelo más liviano. Un bajo peso es importante si vamos a competir, pero para un viaje largo no es algo que modifique demasiado la experiencia. Como ya se dijo, lo mejor es adquirir una bicicleta estandar, que sea fácil de mantener y reparar.
Rodado: para elegir el rodado correcto debemos saber por dónde vamos a circular. No es lo mismo viajar por rutas o caminos pavimentados, que hacerlo por senderos de ripio o muy accidentados. Para el primero nos decantaremos por cubiertas más finas y lisas, mientras que para el segundo caso usaremos cubiertas más robustas, con más dibujo y pisada.
Cambios: hay que saber con anterioridad por dónde vamos a movernos. Un terreno plano es muy diferente a un camino de montaña. Los desniveles implican un mayor desgaste y una forma diferente de pedalear. Para superar las variantes del terreno es fundamental contar con una buena variedad de velocidades, con la cual nos podamos ir adaptando según la situación.
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