El Rulo se sale de la vaina ni bien tomamos la ruta de las Altas Cumbres. Abre y cierra el bolso chequeando cuerdas, mosquetones y ochos. “¡Bien!”, dice. No es lo mismo, por más entrenamiento previo en la palestra, encarar al fin la famosa Ola. Pero el día llegó, y al bajar nos apostamos en la base, listos para la aventura. Pese a la ansiedad, el guía lee con calma cada vía. “La montaña termina abajo, dijo Tommy Heinrich. Es un buen consejo para quien emprenda un ascenso”, comenta sobre la sabiduría del primer argentino en llegar a la cima del Everest, inspiración del universo escalador.
Vías con tonada
A 20 kilómetros de El Cóndor, en plena ruta de las Altas Cumbres cordobesas, un paraje guarda sus secretos. Ahí está el puesto de la familia González (ver recuadro) con sus regionales, cueros y buenos mates, punto de partida hacia La Ola, la inmensa piedra que emerge para el deleite escalador. Sobre una de sus caras, una perfecta palestra natural cuenta con unas 150 vías con trabas y seguros para ascenso y descenso. Rulo entonces abre el bolso y saca cuerdas enrolladas de distintos milímetros, mosquetones, salvacaídas, ochos, arneses, anclajes y demás elementos. Y la encara. De a poco, y gracias a sus clases previas en palestra, comenzamos a subir una contigua con buenos agarres de pies y manos. Luego practicamos el rappel de descenso para liberar la adrenalina.
Meseta del Somuncurá, donde las piedras suenan
Después nos remitimos a aprender mientras vemos al guía hacer de las suyas sobre vías más difíciles, grietas inclinadas y agarres de maniobras complejas. Antes de ir, se recomienda consultar el estado del clima y la ruta con la Agencia Córdoba Turismo (Tel.: 0351-4348260/64, www.cordobaturismo.gov.ar) o guías avezados, y partir con compañía y elementos necesarios.
A unos 100 kilómetros, Los Gigantes ofrece el otro imperdible local, al que sólo iremos para mirar a los que saben. Dicen que en este asombroso macizo es donde nació la escalada en las sierras, y hoy, tras un gran desarrollo, se ofrecen muchas vías deportivas y tradicionales, un gran ambiente de montaña y mucha camaradería.
Para todos los niveles
Tras la elaboración de la guía Los Gigantes y La Ola, escalada en Córdoba, de Guillermo Dura, se pudo develar este verdadero laberinto de mogotes cuyas distancias y desniveles entre sí pueden ser apremiantes. Aquí, más aún que en La Ola, es clave la compañía de gente que conozca bien la zona. Una vez resuelto eso, sólo queda disfrutar, ascendiendo y descendiendo, o simplemente mirando. Hay gran cantidad de vías, con rutas de varios largos y fisuras para móviles a desplomes bien protegidos con parabolts. Aquí también, en general, se desciende con rappel, ya que los relevos no suelen tener cadena. La otra opción es bajar caminando, pero al ser un sitio tan inmenso no siempre se recomienda debido al riesgo de desorientarse.
Talampaya: caminata entre gigantes de piedra
Bajando al sureste de las Altas Cumbres llegamos a San Luis, reciente descubrimiento en la materia. “Regletas, romos, líneas comprimidas y mucha potencia, junto a parabolts y descuelgues con argollas que hacen segura y fácil la limpieza de vía al igual que el descenso”, cuenta Ariel Di Carlantonio ([email protected]), creador de una minuciosa guía de descarga gratuita que detalla lugares, accesos terrestres, acampes, flora y fauna; y claro, vías de escalada.
Trekking por los volcanes cordobeses
Allí, en plena Quebrada de los Cóndores irrumpen Azul Profundo, Buriles y Stoper´s, sectores destacados de esta nueva meca que contempla “buenas líneas escuela, ideales para los que están empezando como ustedes”. No muy lejos, en el Cerro de la Montura, en cercanías de La Carolina, el equipamiento moderno, aproximaciones cómodas y la posibilidad de escalar vías de hasta octavo grado en roca de calidad, hace crecer el destino. “Lo que más abunda son los muros ligeramente desplomados y terriblemente técnicos con pequeñas regletas y algunos agujeritos”, cuenta Carlantonio, y amplía: “Buena técnica, buena suela y dedos curtidos ayudarán bastante”, propone para visitar la zona de Acampe, Los Puntones, La Bóveda y Sector de Arriba.
A la mendocina
En línea recta a la cordillera llegamos a Mendoza. Y de allí a San Rafael, a instancias del Cañón del Atuel/Sierra Antigua, donde afloran formaciones increíbles. “Hoy hay seis sectores con más de 500 rutas (sin contar unas 150 más de Agua del Toro y El Sosneado), equipadas en forma estética y segura”, dice Di Carlantonio. Según el guía, la calidad de la roca, las vías, la logística sencilla (10 a 30 minutos del auto al pie de vía) y el clima favorable hacen de San Rafael un lugar ideal todo el año.
“En la totalidad de los sectores encontramos rutas de todos los niveles, de básicos a proyectos sin encadenado que esperan su primer ascenso libre (modalidad en la que para progresar sólo se utilizan manos y pies, también arnés, cuerda, mosquetones y otros dispositivos para proteger una eventual caída)”, comenta, y destaca la idea de ir modificando vías gracias al activo y apasionado trabajo de escaladores y equipadores que por su cuenta van sumando nuevas rutas y sectores para las generaciones futuras.
El entusiasmo llevó también a elaborar guías locales en papel (se venden en Dietética Primavera, Balloffet y Entre Ríos, San Rafael) y cuyo dinero es utilizado para seguir desarrollando cada sector. Acampe libre y cabañas en torno del Valle Grande y el Cañón del Atuel suman atractivos para los turistas. Como en todos los destinos, se recomienda llevar equipos y agua, y siempre consultar el pronóstico ya que algunas tormentas eléctricas pueden descargar mucha agua en estos cañadones de piedra donde las paredes reinan.
Nota completa en Revista Weekend del mes Diciembre de 2018 (edicion 555)
at Pablo Donadío
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