Cuándo nos encontramos en una situación difícil, sea en el bosque o en la selva, quizás tengamos que pasar una noche o más en la intemperie. En algunas zonas, incluso en primavera o verano, las temperaturas pueden bajar hasta los 0ºC o incluso por debajo. Es por esto que será muy importante intentar encender una fogata, evitando así la hipotermia, o bien para cocinar algún alimento.
Pero incluso con fósforos en el bolsillo, puede ser una cuestión bastante compleja de resolver, si no conocemos los tipos de madera combustible que existen y cómo reconocer su mejor punto para la combustión.
Lo principal es entender, que la leña, sea de la especie que sea, será óptima para encender una fogata si está seca y limpia. La madera que estuvo expuesta mucho tiempo a la lluvia u otros aspectos climáticos, suele tener tierra pegada o bien está podrida, por lo que incluso seca, tendrá el aspecto de un corcho viejo.
Otro aspecto importante a tener en cuenta, es la dureza de la leña. Mientras más compacta sea, más lento y continuo será su calor. Esto nos evitará salir a buscar leña seguido, ya que con algunos pocos troncos podremos mantenernos cálidos durante varias horas. Además, este tipo de madera generará brasas que perdurarán bastante, por lo que tendremos la oportunidad de volver a encender el fuego sin recurrir a fósforos u otros recursos finitos.
Algunos ejemplos de leña dura que se pueden encontrar en Argentina son: algarrobo, cedro, roble y muchas variedades de pino. Por otro lado, las leñas más blandas serán aquellas que parecen huecas o son demasiado livianas al alzarlas. Estas quemarán rápido, generando poco calor, durante una reducida cantidad de tiempo, por lo que tendremos que recolectar grandes cantidades si sólo conseguimos de estos materiales. Algunos ejemplos son: álamo, sauce y acacias.
Sobre la leña húmeda o verde, notaremos que la madera está más oscura que en otra partes y además se sentirá al tacto cierta humedad, ya que suele retenerla. Por otra parte, la madera puede estar verde, conteniendo gran parte de la savia que solía fluir por su interior, lo que la hará difícil de encender y complicará mantener el fuego.
La leña seca y limpia se asemeja mucho a la que se encuentra en los muebles sin preparación, es de color pálido, se quiebra en partes enteras con facilidad y generalmente será aquella que encontramos en las ramas más altas de un árbol caído, que quedaron alejadas del suelo. Sobre la limpieza de la madera, conviene inspeccionarla detenidamente, para ver que no tenga tierra o polvillo acumulado al estar en el suelo. Además, la formación de musgo indica que estuvo expuesta durante bastante tiempo a la humedad. En lo posible tenemos que tratar de evitar ese tipo de leña.
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Otro factor a tener en cuenta respecto de la seguridad es el viento, ya que a veces, algunos lugares desprotegidos facilitarán que se extienda el fuego hacia otros árboles, poniéndonos en peligro tanto a nosotros como a la fauna y flora del lugar. Al abandonar el lugar, observar que el fuego esté bien contenido si vamos a volver a ese punto, o si lo vamos a dejar, extinguirlo por completo utilizando agua o arena.
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Por último, es importante recordar las medidas de seguridad a la hora de iniciar una fogata, tales como: realizarla en lugares habilitados, formar un círculo de piedras para evitar que se desparrame hacia los costados, en el caso de no encontrar un lugar habilitado, tratar de encender el fuego en un lugar que esté despejado, evitando así que se propague a todo el bosque.
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