Salvador Bustos le da final a una exitosa carrera deportiva en el longcasting

A pocos días de cumplir 40 años, anunció su retiro del longcasting el mejor tirador de la historia y actual campeón mundial, el tandilense con raíces en Gardey, Salvador Bustos, quien nos informó que, tras competir en el próximo Campeonato Nacional, dejará la competencia.

La noticia generó sorpresa en los seguidores de la actividad, ya que el serrano deja el longcasting cuando está en un gran nivel, tras ganar este año la zona centro por sexta vez consecutiva, el sudamericano y lograr el ansiado quíntuple campeonato del mundo, hace muy poco en Túnez. Además, hace pocas semanas llegó del viejo continente, de Italia, donde se adueñó del Abierto Internacional, aún con un desgarro que no le permitió estar en su plenitud. Tras ocho temporadas en el más alto nivel, llega el tiempo de abocarse a otros proyectos y a disfrutar de su familia, esa que lo acompañó durante todo este tiempo, pero que fue también a la que le quitó muchos momentos producto del entrenamiento y el cuidado que genera la competencia.

Criado entre caballos, vacas y con tanto campo por las venas como pasión por la pesca deportiva, este paisano que nunca se olvida de donde salió y de donde es, y que está a días de cumplir 40 años, anunció que el Nacional que se realizará en Balcarce en los primeros días de diciembre será el broche final a una esplendorosa carrera deportiva. Atrás habrá quedado esa actividad por la que le picó el bichito casi sin querer, allá por el 2013, cuando al Tandil Pesca Club, una entidad de la que formaba parte y representaba, se le ocurrió organizar una clínica de longcasting. Directivos fueron a ver al marplatense Luis Solimeno, por aquellos tiempos, el referente de la actividad, y primer ganador de un plomo en un mundial, consiguiendo que se pudiera realizar, el 26 de octubre de aquel año, la primera clínica. Vaya paradoja, mucho tuvo que ver Bustos para concretar el evento, consiguiendo el campo para la práctica, en su tierra, en Gardey, y siendo parte de esa incipiente comisión. Un buen número de aficionados se hizo presente, y, Salvador, hizo rechinar los grafitos de las cañas, incluso, los allí presentes, dan fe de alguna explosión por el aire.

La llama ya se había encendido, y tras muchas jornadas en el campo, se animaría a la competencia. Su debut llegaría con el inicio del calendario de la zona centro, en el GP de la ciudad de Azul en 2015. Allí, en su primer participación, se metió en el top ten. Pocas pruebas más tarde, llegó el primer podio, el 23 de agosto de ese año, y sobre el final del año, la posibilidad de participar en el primer mundial, en Italia, logrando un 12° lugar en la general, y cumpliendo grandes labores en varios plomos. Por esos tiempos, el longcasting argentino tenía un dominador y era de Balcarce. Marcelo Wagner, otro grandote campechano y de gran corazón que no dudó en ser un gran compañero para Bustos, compartiendo conceptos y técnicas para elevar la vara de la actividad en el país, y vaya si lo aprovechó el tandilense que en el inicio de 2016 se quedó con el primer triunfo, el 24 de abril. Para ese tiempo, ya dejó de ser una promesa y empezó a mostrar su nivel. En Portugal, conseguiría ganar sus dos primeros plomos en mundiales, coronándose subcampeón individual y logrando el hito de ser campeón mundial por equipos, por primera vez para el país. Lo que vendría después, es una historia conocida. Cuatro títulos nacionales, dos sudamericanos, cinco mundiales, ganador de los abiertos internacionales en Miramar, Inglaterra e Italia, entre otros éxitos resonantes en más de un centenar de competencias dentro y fuera de la Argentina. Mucho tuvo que ver, en este último tiempo, el apoyo de la firma Seabay, quien le alivió un poco la dura tarea económica, esa que siempre se hizo cuesta arriba en un deporte que no tiene ningún apoyo federativo y que lo obligó a Bustos a ganar cinco campeonatos mundiales vendiendo rifas.

Como comunicador y tandilense, más de un centenar de veces me tocó escribir la crónica de un resultado deportivo que lo tenía como actor excluyente. Seguimos sus pasos dentro y fuera del territorio nacional, estuvimos atentos a cuando cruzó el océano, adecuándonos a las diferencias horarias para poder contar al lector acerca de lo que realizaba en un campo de tiro. Nos emocionamos con cada victoria, y hoy, nos sorprendemos por una información que no indica cuantos metros tiró, ni hablamos de otro título como nos tiene acostumbrados. En este caso, tenemos que comunicar el cierre de una carrera exitosísima en una actividad que le cambió la vida al tandilense, le hizo conocer el mundo, lo hizo superarse momento a momento para tratar de ser mejor cada día. Le permitió recolectar amigos en todo el planeta, tiradores que eran rivales durante las competencias, pero a los que no dudaba en ayudar con consejos tras ellas, demostrando una caballerosidad deportiva pocas veces vista, logrando cosechar lo que más puede preciar un deportista, el respeto y la admiración de los contrincantes.

Todo concluye al fin, escribió hace más de 50 años el grupo Vox Dei en su tema Presente, una composición que hoy seguimos escuchamos y está plagada de reflexiones sobre la finitud de las cosas. Todo tiene un final, todo termina. Para Bustos llegó la hora de colgar los plomos en la repisa, dejarlos para ir en búsqueda de una buena corvina o para un chucho gigante, pero no para tirarlos en el campo en una competencia deportiva. Ese epílogo, como señaló ese tema insignia del rock argentino, para Salvador será un nuevo comienzo, tiempos de disfrute con su esposa Marina, sus hijos Santiago y Martina, muchas yerras y pescas con amigos. Seguro que costó la decisión, probablemente cayó una lagrima, como tantas veces lejos de su tierra en un Mundial, pero siempre con esa convicción que lo caracterizó en la competencia y en la vida, con esfuerzo, tesón, práctica y por sobre todo, mucha garra. Momento de cosechar lo sembrado en este tiempo, con la firme convicción de haber dado hasta el último gramo de pasión para el crecimiento del longcasting, elevando la vara a nivel argentino, sudamericano y mundial.

Salvador en la cancha fue de aquellos que disfrutaron de los buenos rivales, gozó de sacarse chispas en el metro a metro, el centímetro a centímetro. Con un techo que nunca supimos donde estaba por ese esfuerzo de superación constante, se va sin bajarse de lo más alto, con más canas pero con la misma fuerza de los inicios. Se retira un orgullo albiceleste, serrano y de Gardey, aquel pueblo que se dio el gusto de tener un campeón del mundo. El Salva, el hermano de Pedro, el que la peleó de chico y hoy se va del longcasting con la mejor medalla de todas, la de ser reconocido como de buena madera. Salud Campeón. Salud Salvador Bustos.