Son exactamente 43 kilómetros de costa los que ofrece la diversa geografía marplatense para la pesca deportiva. Por eso día tras día pueden observarse a lo largo y a lo ancho un sinfín de cañas que buscan una buena captura para poder disfrutarla. Ese escenario cobra vida cuando levanta la temperatura y los fanáticos se preparan como espectadores de lujo para disfrutar de la gran vedette del verano: la corvina rubia.
La pesca ha ido evolucionando, el pescador también, y ante la información masiva de estos tiempos se realiza en la actualidad la búsqueda de especies puntuales. Pero históricamente Mar del Plata y ciudades vecinas como Santa Clara del Mar o Miramar estaban partidas en dos: en invierno, la pesca del pejerrey. Y en verano, las corvinas, aunque siempre entremezcladas con otras especies como la pescadilla, brótola, pez palo, congrio, raya y chucho.
Hace casi un mes las rubias aparecieron en la costa. Varios días de viento del cuadrante norte (y sus variantes), mar en buenas condiciones y temperatura primaveral fueron el marco perfecto. Sobre todo, en horas de la tardecita noche (el momento donde mejor rinde la pesca incluso en la actualidad) llegaron ejemplares de medianos a grandes que fueron celebrados por más de uno. Es que, a diferencia de otras temporadas, en este 2023 los resultados se cortaron en seco en los meses de más frío debido a que el agua de mar llegó a estar por debajo de los 10 grados centígrados.
En los últimos días se vio lo mejor. La corvina arrimó de forma masiva y se vieron capturas en todos los frentes. En el centro, escolleras como la Norte, Cabo Corrientes, Varese, Torreón del Monje (la más rendidora, lejos) y Punta Iglesia mostraron excelentes resultados, acompañados por Punta Piedras y Los Molinos, sectores donde se puede pescar desde la vereda. Las playas del sur no fueron la excepción, aunque con mayor porte y menor cantidad. Y hacia el norte, las “lomudas” cantaron presente en Cardiel, Constitución, Acevedo, Sun Rider, escolleras de Camet y barrancas del norte, por Ruta 11.
Por todos lados. Justamente, en Santa Clara del Mar, en sus bloques de piedra, se vienen dando buenas batallas en horas de la noche y también de madrugada, muy temprano, con la salida del sol. En todos los casos, el pique está mucho más firme en cercanías y durante a la pleamar y siempre que el mar permita pescar. A veces, con algo de correntada, un plomo destrabe resulta vital para anclar el aparejo y no errar en la clavada. Igualmente, la corvina suele tener un arranque de caña franco y firme, pero a veces pica con afloje y obliga al pescador a estar atento.
La carnada por excelencia es el langostino, junto con la anchoíta y el camarón. Se están utilizando líneas clásicas tipo balancín de una brazolada, porque a veces se necesita hacer distancia. Y en ese contexto, la expectativa viene creciendo porque siempre está la chance del “bonus track”: el pez elefante está también muy presente en todo el frente, en una gran temporada, y más de un pescador ha tenido la suerte de llevarse un trofeo especial a casa. En definitiva, la pesca está de parabienes y hay que aprovechar. Todavía no estalló el verano en La Feliz, pero las primeras estrellas y vedettes ya están con nosotros.
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