Chernias, entre las más codiciadas especies del Mar Argentino

Más de uno se puede saborear al escuchar el nombre de este pez que es una de las delicias gastronómicas en todo el mundo. De exquisito sabor, la chernia se ve en todos los restaurantes de primera categoría y cuando la pescamos en el Mar Argentino, pensamos en la mesa familiar y a este ejemplar cocinado a la plancha o a la parrilla, acompañado con papas o en tantas opciones que podemos disfrutarlo. Claro está, que antes de soñar con este pez en la cocina, hay que pescar, y por ello, hablaremos de algunas características de esta especie que logramos a la par de meros y salmones, otros dos peces que habitan los mismos sectores en el mar.

De cuerpo robusto, tres veces más largo que ancho, con escamas pequeñas que recubren todo su cuerpo, incluida la cabeza, que es grande, y las bases carnosas de las aletas dorsal y anal. Ojos extremadamente grandes, que ocupan una quinta parte de la cabeza. Tiene una sola aleta dorsal, formada por una parte anterior espinosa. Las aletas ventrales tienen una gran espina y cinco radios blandos. Es de color gris acero oscuro, con el vientre plateado. El tamaño de este pez rara vez supera los 60 cm, aunque en otros puntos de Sudamérica se logran tallas mayores. Normalmente habita fondos rocosos, y uno de los lugares ideales para pescarlos es en la zona de Mar del Plata, cerca de la Restinga.

Estos peces viven en profundidades muy importantes, y tras un mes de febrero que suele ser discreto, su pesca se pone en ascenso en Mar del Plata en marzo y adquiere su punto más alto en abril, es decir, lo mejor está por venir en las próximas semanas. Luego vienen meses muy tranquilos para los intentos con la especie, siendo noviembre el momento de esplendor.

Las técnicas para pescar esta especie pueden tener variaciones según el gusto del aficionado, siendo más común la pesca de fondo, con cañas de 40 a 60 libras (1 libra: 453,592 gramos). Los reeles rotativos 4/0 o similar, con líneas armadas en una madre de 1,40 mm., largo 1,60 m. Se cuelgan dos brazoladas de 1,20 mm, de unos 80 cm. El grosor de la misma permite mayor resistencia al roce con las piedras, ya que la especie vive en zonas rocosas, arrecifes y restingas con grietas y cuevas. Los plomos dependen de la correntada o la profundidad, usándose mayores a los 400 grs. El anzuelo debe ser entre un 5/0 y 8/0, siendo encarnado por medio magrú, calamar o besugo, o bien, en rodajas. 

Uno de los prestadores que está logrando muy buenos resultados con esta especie en sus salidas embarcadas es la gente de Aquafish, quienes en los últimos fines de semana vienen compartiendo interesantes capturas, en una temporada atípica por la cantidad de extracciones. La chernia está muy presente a la par de salmones, limones, anchoas y meros, como así también, con los besugos. Estos amigos utilizan técnicas como el deep jigging, trolling o spinning, además de la tradicional pesca de fondo, aunque estas variantes serán objeto de un próximo artículo.