Siete ejemplares de Cóndor Andino (Vultur gryphus) nacidos en cautiverio fueron liberados en las Sierras de Pailemán, Departamento Valcheta, Río Negro, que comparten el Ecoparque y la Fundación Bioandina, en lo que significó la suelta más grande de esas aves realizada en la Argentina hasta el momento.
Según señalaron fuentes oficiales, cuatro de esos animales fueron criados y rehabilitados en el Ecoparque porteño, y seis llevan nombres mapuches: Kume Feleal (Buen Vivir), Kurruf (Viento), Mawun (Lluvia), Pachamama, Piuque Wenú (Gran corazón) y Tayel (Canto Sagrado)
Esta histórica reinserción tuvo en el marco del histórico evento de conservación denominado “El Retorno del Cóndor al Mar” del cual participan varias instituciones nacionales e internacionales, que articulan el retorno de estas aves a la costa atlántica argentina.
“Verlos regresar a la naturaleza es algo que llena de orgullo y alegría a los que trabajamos en su conservación. Hoy culminó este trabajo que tiene que ver con la crianza de la especie e inicia la tarea de campo de otro equipo para asistir a los juveniles y lograr la emancipación total, logrando que el cóndor vuelva a volar”, explicó Cristian Gillet, responsable de Rescate y Rehabilitación de Fauna de Fundación Temaikèn, una de las ONG que participan del mencionado programa.
“Esta reinserción es la evidencia de la fortaleza que tiene el trabajo en red para la conservación, en donde se demuestra cómo a partir de la generación de sinergias con organizaciones de distintos sectores y fortalezas se puede lograr un impacto mucho mayor. Eso es una de los factores que permitió haber logrado reinsertar una bandada tan grande”, agregó el especialista.
“El Retorno del Cóndor al Mar” es el resultado de un esfuerzo internacional de conservación que permite reintroducir la especie en su antigua área de distribución. Desde entonces, y con esta reinserción, ya son 64 los ejemplares que fueron liberados en la costa del Océano Atlántico.
Además, gracias a los intensos trabajos de campo y a los sofisticados sistemas de seguimiento satelital, se sabe que en sus vuelos los cóndores andinos unen la Cordillera de los Andes con el mar, llegando a recorrer distancias mayores a 600 kilómetros desde su lugar de suelta, evidenciando los lugares claves para su conservación.
“Su adaptación al entorno es altamente exitosa: desde 2009 ya son 10 los pichones nacidos en la zona. A través de refugios camuflados, pudimos ser testigos de la crianza por parte de sus padres y comenzado a seguir sus primeros vuelos, gracias a la aplicación de tecnología satelital”, concluyó Gillet.
El Cóndor Andino fue declarado Especie Vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y su población está decreciendo ya que, en su gran mayoría, son víctimas de cazadores furtivos, heridos por trampas o sufren envenenamientos por ingestión de balas de plomo con las que matan a los animales de los cuales se alimentan.
Otros factores que afectan gravemente a su supervivencia son los choques contra estructuras construidas por el hombre, como los cables de alta tensión, u otras alteraciones de su hábitat natural.
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