Tuesday 19 de March de 2024
LUGARES | 01-01-2013 16:40

Construida con restos del ferrocarril

Los Colorados, un paraje de la provincia de La Rioja, nació de los restos de las vías del ferrocarril. Historias insólitas, de un lugar insólito. Galería de imágenes.
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El paisaje de La Rioja es, en gran parte, aridez. No es de extrañar que allí, como una gota de agua que cae en la tierra generando la vida, la instalación de algunos ramales ferroviarios a fines del siglo XIX hayan sido como una lluvia copiosa y saludable.

A lo largo del país, el tendido de vías impulsó el brote de miles de pueblitos que se desarrollaron gracias al tren desde el 1900 en adelante, enlazando nudos urbanos con esas postas, y dando la posibilidad de viajar y conocer, de abrir al comercio sus productos, de establecer un contacto más fluido con los familiares lejanos, de generar parajes, villas y puestos de forma novedosa y alentadora.

Ladeando la RN 74, de Patquía a Chilecito, el pueblo de Los Colorados, en el partido de Independencia, es una muestra clara de esa huella borrosa del viejo ramal del General Belgrano que supo unir Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba como grandes capitales, hasta el límite nacional en Jujuy (en algunas épocas llegó a Bolivia), y que tuvo un paso clave por este horizonte riojano rodeado de montañas.

Pero desde la segunda mitad de los años 70, comenzaron a discontinuarse los ramales, aniquilados finalmente con el menemismo. Hoy, como el mapa arrugado de un tesoro, los tramos de vía del viejo tren van descubriendo urbanizaciones que fueron fértiles y que combaten el olvido con la cría y venta de animales, y algunas visitas guiadas a sitios históricos, termas o miradores, donde el turismo se vuelve una oportunidad.

No hay nada en la ruta, sólo la indicación de unas termas llamadas “Los Mogotes” que jamás encontraremos, y la famosa “Cueva del Chacho”, un escondite del célebre caudillo riojano Vicente Ángel Peñaloza, todo un San Martín para esta tierra, que pronto descubriremos.

A los pocos minutos, sobre el Km 17, nos sorprende una entrada que parece el altar a un santo rutero o un punto histórico más que un asentamiento: “Bienvenido / Welcome Los Colorados”, dice sin más, y nos animamos a entrar.

Nota completa en la edición 484 de Weekend, enero de 2013. Si querés suscribirte a la revista y recibirla en tu domicilio, clickeá aquí.

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Pablo Donadío

Pablo Donadío

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