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LUGARES | 22-09-2017 08:51

Cómo es la cueva donde el proteo es rey

Un fascinante recorrido por las cuevas de estalactitas y estalacmitas de Postojna, Eslovenia, donde habita un extraño anfibio semejante a una serpiente. Galería de imágenes.
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El proteo es un animal solitario. Vive en las aguas de cuevas, lejos de la civilización. Sin embargo, para que no se sienta demasiado solo, miles de personas visitan cada año las cuevas de estalactitas y estalagmitas de Postojna, en Eslovenia. Para que los visitantes no se asusten cuando ven por primera vez este anfibio parecido a una serpiente, ya pueden familiarizarse con él a la entrada de la cueva. Ahí hay pequeñas tiendas que venden souvenirs del proteo y fotos. Desgraciadamente, hay que admitir que no es un animal muy bonito. Es escurridizo y tiene la piel de color carne.

Las cuevas kársticas de Eslovenia fueron descubiertas hace casi 200 años por Luka Cec. “Aquí hay un nuevo mundo. Aquí está el paraíso”, dicen que exclamó el espeleólogo cuando descubrió la cueva. Poco a poco se fue abriendo el sistema de túneles situados cerca de la ciudad de Postojna, que hoy son de los más famosos del mundo. El viaje al mundo subterráneo comienza para los visitantes en un tren. La locomotora de color rojo y amarillo tira de unos vagones con decenas de turistas. El tren eléctrico pasa por estrechos túneles junto a pequeños lagos.

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Después del viaje en tren sigue una caminata de dos kilómetros. Las diferentes cuevas tienen nombres como “Sala de Espagueti”, “Sala Blanca” y “Sala Roja”. En la primera, el techo está lleno de delgadas estalactitas, que recuerdan a la pasta italiana. En la “Sala Roja”, el óxido de hierro tiñó de ese color las estalactitas. Y en la blanca predomina la cal. “Esto aquí es algo así como espagueti con salsa de tomate o salsa de queso”, dice Nives Škerjanc, una empleada de la empresa que gestiona las cuevas. Cuando el grupo de turistas ha pasado por una sala de la cueva para entrar en la siguiente, un vigilante apaga la luz detrás de los visitantes. En este ambiente, con temperaturas de diez grados y una elevada humedad, nadie quisiera estar viviendo todo el tiempo aquí como los proteos.

¿Dónde está el bichito?

Quien mire bien o simplemente tenga suerte puede descubrirlo en los lagos de la cueva, donde este anfibio, de unos 30 centímetros, nada en medio de la oscuridad. Sin embargo, el animalito es esquivo y no se deja ver fácilmente. Quien no haya visto el proteo durante la excursión por la cueva puede observar algunos ejemplares en un gran acuario.

En el camino hacia el tren para regresar a la superficie espera lo que probablemente es la estalagmita más bonita de la cueva. Se llama ”Brillante”, tiene cinco metros de alto y es blanca como la nieve. ”¿No es realmente impresionante?”, pregunta Nives Škerjanc mientras que todos los turistas intentan sacar fotos en la penumbra.

Poco a poco volvemos a la luz del día. ¿Y el proteo? Quien insista en conocer personalmente este animalito con sus ojos negros y agallas rosadas tiene que armarse de valor: “Siguiendo las huellas de Luka Cec” se llama una aventura en la cueva al margen del turismo de masas, durante la cual los visitantes asumen el papel de espeléologos. Un máximo de ocho personas forman un equipo que se pone en manos de guías especiales. Antes de iniciar la aventura, cada miembro del equipo tiene que ponerse un mono de color naranja, un casco amarillo con una linterna y botas de goma.

Después de un breve viaje en un minibús por bosques, llegamos al punto donde vamos a bajar a las profundidades. A través de una escalera que parece interminable llegamos a la entrada de la cueva Pivka, una lateral a las cuevas de Postojna. “No tengan miedo. Esto va a ser muy emocionante”, dice Nives Škerjanc para motivar al grupo.

Cuando oscurece encendemos las lámparas en el casco y descendemos algunos metros por una cuerda. Abajo vemos un lago oscuro y una lancha neumática. ¡No podemos estar más cerca del hábitat del proteo! Miramos al lago pero el animalito no aparece. ¡No puede ser! Otra vez no tenemos suerte. Sin embargo, como consuelo siempre queda la tienda de souvenirs, donde venden proteos de peluche esponjosos.

Nota completa publicada en revista Weekend 540, septiembre 2017.

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Andy Meek

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