En otra gran demostración de su enorme poderío aéreo, Estados Unidos acaba de presentar oficialmente, en la base de la Fuerza Aérea Edwards, ubicada en Palmdale, California, un nuevo bombardero totalmente invisible a los radares, sensores y sistemas de defensa antiaérea.
Según informaron desde el Pentágono, a través de un comunicado de prensa, se trata del B-21 Raider, el primer avión de una flota de 100 aeronaves que serán destinadas a fuerzas de ataque estratégico de superpotencia nuclear, y que fue desarrollada, en el más absoluto de los silencios, por la misma compañía que también fabricó el icónico B-2 Spirit.
Fue especialmente diseñado para ser un avión furtivo capaz de llevar a cabo una gran variedad de misiones, incluyendo ataques secretos de largo alcance y vigilancia, sin poder ser detectado ni siquiera por los radares, sensores infrarrojos y otros sistemas de alerta temprana enemigos más sofisticados del mundo.
“Este no es un avión más. Es la encarnación de la determinación de Estados Unidos de defender la república que todos amamos”, manifestó el secretario de Defensa norteamericano, Lloyd Austin, durante el acto de presentación.
“Parece imponente por fuera, sin embargo, lo que hay debajo del fuselaje y sus recubrimientos de era espacial es aún más impresionante. Incluso, los sistemas de defensa aérea más sofisticados tendrán dificultades para detectar al B-21 en el cielo", agregó el funcionario.
Otra de las principales características de esta nueva nave aérea es que tiene mucho más alcance que los actuales bombarderos B-2 Spirit, B-1 Lancer y B-52 Stratofortress.
"Ningún otro bombardero de largo alcance puede igualar su eficiencia. No tendrá que estar basado cerca del teatro de operaciones y no necesitará apoyo logístico para atacar a ningún objetivo de riesgo”, concluyó Austin.
Por su parte, según informó el Pentágono en su último informe sobre China, el B-21 forma parte de los esfuerzos del Pentágono por modernizar las tres patas de su tríada nuclear, que incluye los misiles balísticos nucleares lanzados desde silos y las ojivas lanzadas desde submarinos, a medida que pasa de las campañas antiterroristas de las últimas décadas a hacer frente a la rápida modernización militar de China.
“China va camino de tener 1.500 armas nucleares en 2035, y sus avances en hipersónica, ciberguerra y capacidades espaciales representan el desafío más consecuente y sistémico para la seguridad nacional de Estados Unidos y del sistema internacional libre y abierto", concluye el informe.
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