En el día de ayer, domingo 4 de julio, la altura del río Paraná registró la marca de apenas 0,20 centímetros en el puerto de Rosario, Santa Fe, lo que la convierte en el registro más bajo desde el año 1944 hasta el presente.
Cabe recordar que mientras en esa misma fecha del año 2019, la altura del Paraná en esa zona era de 4,5 metros, el año pasado descendió abruptamente a tan solo 1 metro.
De esta manera, esta histórica bajante ya va por su tercer año consecutivo, con lluvias muy escasas en la cuenca del Paraná, en Brasil, con el agravante que según un reciente informe dado a conocer por el Instituto Nacional del Agua (INA) la situación empeorará aún más durante el presente mes de julio y hasta entrada la primavera.
“No se espera una mejora sensible en los próximos meses, ya que julio será especialmente crítico, con afectación a todos los usos del recurso hídrico, especialmente la captación de agua fluvial para consumo urbano, por lo que en los próximos meses el río puede llegar a superar su máxima bajante histórica que tuvo lugar en el año 1944”, señala el informe elaborado por el INA.
Entre los principales problemas que está generando esta bajante del Paraná es que ante la casi nula cantidad de agua, los buques deben salir mucho menos cargados, lo que provoca el incremento de los costos logísticos y operativos.
Según señalaron los especialistas, las empresas agroexportadoras deben terminar de llenar el buque en el puerto de Bahía Blanca o en el de Quequén, ambos en Buenos Aires, y hasta en Brasil.
De acuerdo con fuentes del sector, en 2020, cuando la situación era mucho menos crítica que la actual, se registraron pérdidas por u$s240 millones en flete, y, según estiman, este año la cifra puede incrementarse de manera significativa para las terminales.
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