Un reciente estudio elaborado por World Weather Attribution (WWA), del cual participaron científicos de Argentina, Colombia, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Nueva Zelanda, Países Bajos y de Reino Unido, afirma que el cambio climático provocado por el hombre alteró severamente tanto la probabilidad como la intensidad de las recientes olas de calor que recientemente aquejaron a tanto a la Argentina como a varios países vecinos, especialmente a Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores tomaron como referencia la temperatura máxima diaria para el período más caluroso comprendido entre los últimos días de noviembre y comienzos de diciembre de este año.
Varias estaciones meteorológicas ubicadas en esos países registraron nuevas temperaturas máximas, lo que es particularmente notorio, ya que estos récords de temperatura se alcanzaron hacia el final de una primavera inusualmente fría, cuando el verano austral todavía no había empezado.
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En tanto que, en el caso puntual de la Argentina, entre el 4 y el 10 de diciembre, las temperaturas superaron los 40 °C en 24 lugares, cuatro de ellos por encima de los 45 °C. De hecho, el 7 de diciembre la estación Rivadavia, que está ubicada en las cercanías de la frontera con Bolivia y Paraguay, registró una temperatura máxima de 46°C, lo que convirtió a esa zona en la segunda más calurosas del mundo..
Además, durante esa intensa ola de calor, otras 9 localidades del norte argentino registraron su temperatura máxima más alta de diciembre desde, al menos, el año 1961, según destaca el informe.
“El cambio climático causado por el hombre hizo que el evento fuera 60 veces más probable. Además, una ola de calor con una probabilidad similar sería aproximadamente 1.4 °C menos caliente si el planeta no se hubiera calentado por las actividades humanas”, explicaron los especialistas.
“Eventos como la reciente ola de calor tienen un tiempo de retorno estimado de 1 en 20 años en el clima actual, y una probabilidad del 5% de ocurrir cada año, en tanto que, con el calentamiento de 2 °C, las olas de calor que ocurran 1 vez cada 20 años serían de 0.7 a 1.2 ° C más caliente que la que acaba de sufrir gran parte de la Tierra”, indica el estudio.
Por último, el informe advierte que los eventos cálidos que tienen lugar de manera tan tempranera en la temporada representan un riesgo mucho mayor para la salud humana y son potencialmente más letales.
“Este riesgo se ve agravado por el cambio climático, pero también por otros factores como el envejecimiento de la población, la urbanización, el comportamiento individual y la susceptibilidad al impacto cuyas consecuencias reales se sabrán recién cuando se hayan analizado las cifras de mortalidad”, asegura el informe.
“En el futuro, las olas de calor como esta serán aún mucho más comunes y más calurosas. Con un calentamiento de 2 °C, una ola de calor tan caliente como esta sería, aproximadamente, 4 veces más probable de lo que es actualmente”, concluyeron los especialistas.
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