Como consecuencia de la cada vez mayor carencia de agua potable, el gobierno de Israel anunció que implementará un plan para llenar el antiguo mar de Galilea, que actualmente se encuentra totalmente seco como consecuencia del cambio climático, con agua marina desalada.
“El mar de Galilea se convertirá en una reserva operativa para reservar el excedente de las plantas desaladoras ubicadas en el centro de Israel y podremos elevar el nivel del lago", afirmó Ziv Cohen, ingeniero de Mekorot, la compañía nacional de agua de Israel que provee el 80% de agua de Israel y estará a cargo de la supervisión de esta mega obra hídrica sin precedentes en el mundo.
El ambicioso proyecto contempla el uso de una compleja red de canalizaciones, túneles y de estaciones de bombeo instaladas en 1960 que unirán el mítico lago sobre el cual caminó Jesús, que también es conocido como Lago de Tiberíade, con las gigantescas plantas desalinizadoras ubicadas en la costa.
En tanto que la obra demandará una inversión cercana a los 1.000 millones de séquel, (la moneda israelí), lo que equivale aproximadamente a unos 310 millones de dólares. “La población israelí se duplica cada 30 años y sin este proyecto la situación será terrible", comentó, a AFP, Noam Halfon, investigador de los servicios meteorológicos de ese país.
Mar de Galilea: un gran reservorio de agua vacío
Ubicado a 200 metros bajo el nivel del mar, durante muchos años el Mar de Galilea sirvió como reserva acuífera para el país y fue la principal fuente de abastecimiento de agua y de alimentos del pueblo israelita.
Sin embargo, como consecuencia del avance del cambio climático, que entre tantos otros efectos, causó la disminución de lluvias en la región, el aumento de las temperaturas y el sobre uso del agua, en las últimas décadas este otrora enorme espejo de agua comenzó a perder su nivel hasta secarse por completo.
Esta preocupante situación es la que ha obligado al gobierno de Israel a tener que invertir grandes cifras de dinero en tecnologías de desalinización, tras negociar con los países árabes de la región para regular el uso de estas tecnologías ya que comparten el mismo problema de la carencia de agua.
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