Wuhan: ¿la nueva meca del turismo oscuro?

Para los que buscan destinos turísticos relacionados con la muerte, la ciudad donde se originó el coronavirus es favorita entre los turistas chinos. Esa es la conclusión de algunos expertos: según la investigadora Donna Chambers, de la universidad de Sunderland, cuando China reabra sus fronteras al turismo internacional muchas personas que nunca habían oído hablar de Wuhan querrán conocer la ciudad donde se originó la pandemia. Otro experto, Andreas Papatheodorou, de la universidad griega del Egeo, precisó que el afán de notoriedad -sobre todo en redes sociales- disparará el turismo internacional a Wuhan. “Muchos querrán ser los primeros en visitar esta ciudad”, indicó. Y como si esto fuera poco, en una encuesta se coronó como la ciudad favorita para conocer este año entre los locales, subiendo desde octavo puesto del año pasado, desplazando a la poderosa Pekín del podio.

Así fue revelado en una encuesta entre 15.000 personas realizada por la Academia del Turismo de China, a la que se sumó el análisis de 20 millones de posts en redes sociales. Pero los turistas locales no tienen la idea de turismo oscuro que puede impulsar a los viajeros internacionales. Según el director del estudio, Song Rui, la visitarían a modo de ayuda para que se recupere su economía tras dos meses de confinamiento y la paralización de sus industrias y comercios. Precisamente, los algoritmos de Trip Advisor llevaron a Wuhan a subir al Top 10 de sitios que hay que visitar este año. Para seducir a los viajeros chinos, los hoteles están ofreciendo descuentos impensados antes de la pandemia, y las agencias preparan paquetes a precios accesibles.

A las autoridades no les preocupa que sea un turismo de bajo costo, el objetivo es recuperar al sector como sea. A diferencia de Chernobil y otros sitios con riesgos para los visitantes, Wuhan ahora se considera como una de las zonas más seguras de China. Así como aquí surgió el coronavirus, con las estrictas medidas sanitarias fue uno de los primeros lugares donde la pandemia remitió su intensidad. Ubicada a 800 kilómetros al oeste de Shanghái, reagrupó a tres antiguas urbes (Wuchang, Hankou y Hanyang) para formar a una metrópolis de 11 millones de habitantes. Siempre visitada por miles de grullas, estas aves inspiraron el diseño de sus pagodas más antiguas, como la Torre de la Grulla Amarilla, edificio de 51 metros de alto y 1.800 años de existencia, con sus techos con forma de alas.

Y pensar que era poco conocida entre los viajeros occidentales. Hasta que llegó la pandemia. El mejor panorama de la ciudad se puede obtener desde el puente peatonal de 1,2 km que cruza el río Yangtze, para ver los templos de un lado y a los rascacielos de vidrio y acero que se levantan de la otra margen. A pesar de su explosión urbana, la ciudad tiene grandes parques como el Lago del Este con sus 87 km2 de jardines botánicos y salas de té que invitan a viajar al pasado. Entre sus gemas arquitectónicas se destaca la Librería de Lenguas Extranjeras de Hubei. Si alguien llega a Wuhan buscando el kilómetro cero de la pandemia tendrá que acercarse al mercado ribereño de Huanan. Pero que a nadie se le ocurra probar un bocadillo preparado en el lugar, por la dudas.