La Trochita, el adorable Expreso Patagónico que en estos momentos tiene un tramo en Río Negro y otro en Chubut, parte en esta provincia desde la Estación Esquel y recorre 19 km hasta el paraje Nahuel Pan. Pero los talleres que restauran las formaciones están en El Maitén, además del Museo Ferroviario que se inauguró en 2004 y tiene visitas guiadas gratuitas. La guía Yéssica relata la historia de los elementos que se exhiben en el pequeño edificio: una zorra montada sobre las vías, asientos de primera clase, gorras, una caja fuerte donde se guardaban los sueldos y boletos. Y cuenta la historia del Señor Mariguan, un vecino que acondicionó su bicicleta para que funcione sobre los rieles y se ganaba la vida cantando en la estación.
Mejoras e inauguraciones en el tren La Trochita
¿Y dónde están los trenes que cumplen 100 años? Veo algunos vagones de carga y una locomotora durmiendo ahí cerca, pero unos enormes galpones anuncian lo ansiado: la posibilidad de entrar a uno de esos recintos de madera, de Primera o Turista. Están en restauración porque esperan retomar pronto la ruta desde El Maitén a Ing. Bruno Thomae (a 26 km, cuya estación se quemó em 2017). El verano pasado optaron por brindar un viaje corto hasta el límite con Río Negro, que vuelve para las vacaciones de invierno (por unos $ 3.500 por persona).
En el taller cinco hombres trabajan con esmero para arreglar los engranajes de metal. Uno está soldando y otros tres se encargan de un parche. Están al mando de Luis Ponce, quien explica que no consiguen gente que quiera aprender el oficio para continuar con su labor. Está orgulloso de la tarea que llevan adelante: todo se hace ahí, hasta las piezas de repuesto. Puedo ver cómo un vagón correo se está reconvirtiendo para que puedan subir sillas de ruedas a fin de año.
Entonces aparece Mansilla (el gerente del lugar) con las llaves de los vagones y, al entrar al primero, me siento transportada a otro mundo y puedo valorar la importancia de este servicio durante el invierno andino. La clase turista tiene más encanto, con los asientos hechos de listones de madera y una estufa a leña para calentar a los pasajeros.
Estas centenarias locomotoras a vapor gastan 100 l de agua por km, y de 16 a 17 l de combustible. En el trazado original, cada 40 km hay una boca de agua para reabastecer a la máquina, que tardaba cinco horas para encender. Hoy, gracias a compresores, solo toma una hora. Transporta cinco vagones de pasajeros, cuatro de primera clase y uno de segunda además del coche comedor y el del guarda. Increíble! Está en Rivadavia y French e El Maitén.
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