Incorporada hace pocas semanas al portfolio de Netflix, Mi vecino Totoro es una de las películas de Studio Ghibli que más éxito ha tenido entre el público. Tras más de 35 años desde su estreno, la película de Hayao Miyazaki sigue acumulando fans de todas las edades y es un verdadero fenómeno, incluso en merchandising. En Japón es un ícono muy especial para todo el pueblo y fue así que una pareja de abuelos de la pequeña localidad de Takaharu, en plena zona rural, decidió construir una parada de colectivo simbólica, inspirada en el segmento de la película en el cual la pequeña Satsuki se encuentra por primera vez a Totoro. En la escena, ella y su hermanita esperan al padre de regreso del trabajo usando un paraguas rojo mientras el animal fantástico se tapa con una hoja ante la persistente lluvia.
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Lo hicieron con la intención de darles un regalo sorpresa para sus propias nietas y, para armar el gran muñeco, usaron una estructura de madera que luego cubrieron con yeso. Con el paso de los días, los vecinos descubrieron la original creación y se acercaron para fotografiarse en la improvisada parada. Poco a poco se fue haciendo más conocido el lugar y se convirtió en una atracción turística de la zona. A tal punto que tuvieron que construir un estacionamiento por la afluencia de visitantes: chicos y adultos se acercan a la figura para hacerse fotos y videos.
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“Esperamos que muchos niños estén contentos con el Totoro hecho de cemento para nietos y chicos en general”, puede leerse en un cartel instalado por la pareja de ancianos que fabricó la estación. También hay un cubo con agua e instrucciones para verterlo sobre la figura del personaje y así hacerla más realista. Hasta se instaló una máquina de chicles con bolas de plástico conteniendo una bellota de recuerdo y se alquilan paraguas rojos para recrear mejor la mítica escena y hacer una buena sesión de fotos.
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