Turísticamente hablando, el desconocido sur de la provincia de Misiones es bastante desconocido así que representa una gran oportunidad para mirar con nuevos ojos un destino ya archiposicionado. Con la idea de innovar, hicimos un recorrido por esta zona donde hay tres parques provinciales para visitar, cuatro fiestas que convocan mucha gente (las del Chivo, Lechón, Caballo y Cordero), actividades de aventura, avistaje de aves y turismo rural en las chacras. Además, a sólo 100 km de Posadas se encuentro el Portal Cambyretá, uno de los accesos a los conocidos Esteros del Iberá (Corrientes).
Candelaria
Hemos llegado a la estancia Santa Cecilia, ubicada en el municipio de Candelaria, donde nos reciben bellos y clásicos árboles misioneros: urunday, lapacho negro, ibirá pitá. Estamos a sólo 30 km de Posadas y sin embargo nos hemos sumergido en la ruralidad misionera con cría de ganado Brangus (cruza de razas índicas y continentales que soportan bien el calor), ovejas y avistaje de aves, ya que en los varios miles de hectáreas de este predio hay registradas más de 200 especies. “Aquí se ven aves de pastizal muy especiales como la chuña de patas rojas, el yetapá grande, el macuco y el ñacurutú, un búho de gran porte”, explica el guía José Larenti mientras acomoda sus binoculares. “En una jornada está garantizado que se ven 70 especies de aves y las cámaras trampa que hemos colocado dan cuenta también de la presencia de yaguarundí, corzuela, gato tirica y monos carayá y caí”, agrega.
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La propuesta del Santa Cecilia, que pertenece a la Cuenca Ovina misionera (una iniciativa productiva y turística impulsada por el INTA y organismos provinciales), se complementa con comida que fusiona lo tradicional con lo gourmet, donde abunda la mandioca, la chipa, las carnes de cerdo, chivo y cordero, y mango, mamón y sandía. “Es fundamental el trabajo en red entre los emprendedores de la Cuenca”, explica Andrea Núñez de la Secretaría de Agricultura Familiar de Misiones. “La idea es que el productor sienta que no está solo, que tiene a otros compañeros para fortalecerse y que con el turismo muestra sus tradiciones, complementa su economía y ofrece una experiencia de calidad a los visitantes”.
Cerro Corá
Nuestro próximo alto en el recorrido es en el municipio de Cerro Corá (a 40 km de Posadas), más precisamente en el paraje La Invernada, donde hay tres chacras para hacer turismo rural y comprar cueros orgánicos, que son cueros curtidos con un método que no utiliza químicos y que es ideal para las artesanías. “Yo hago todo lo que mi imaginación me manda”, dice entre risas Yolanda Tachile que, además de trabajar el cuero y ser productora de ovinos, ofrece bicicleteadas en su campo. Por su lado, Jorge y Norma, y Miguel y Teresa, vecinos de chacra, ofrecen senderismo con reconocimiento de flora y comidas caseras, como un pan blanco, alto y hermoso que nos ofrecen y que da para comer así solo nomás, tibio, recién sacado del horno. “El que quiere y le interesa puede participar de la tareas de campo y estar con los animales”, dicen mientras vamos hacia los corrales como los mismos corderos que arrearán en un rato. Sin salir de Cerro Corá pero ahora en el Paraje Bellavista (a 60 km de Posadas), nos ha llegado el turno de la cabalgata con la familia Correa, que ya tienen los caballos listos, así que ahí vamos.
Profundidad
La jornada termina en el municipio de Profundidad, en el taller y centro de ventas de la cooperativa Lana de Misiones, un grupo de mujeres que aprovecha la lana de las ovejas de la zona (que antes se descartaba) para hacer matras, alfombras y muñecos, con diseños modernos y con gran gusto estético. “El visitante puede aprender cómo es el proceso desde que llega la lana lavada hasta que se convierte en hilo o en fieltro, y también adquirir cualquiera de nuestros productos”, cuenta Rosa, la responsable de atendernos. “Y nos pueden hacer pedidos con anticipación que nosotras los preparamos”.
Finalmente la noche nos encuentra en Aka-sha, un lugar muy especial también en Profundidad, cuyo nombre no parece ser casual. “Nuestra propuesta no es sólo de turismo, sino de un viaje a nuestro interior donde la conexión profunda con la naturaleza es una parte esencial”, cuenta Liliana Valdéz mientras nos sirve aguas saborizadas (con menta y trozos de fruta fresca), rodajas de pan integral casero con miel y nos muestra que también tiene preparadas las linternas para la caminata nocturna. Así salimos, con bastones en una mano y la luz en la otra, monte adentro.
Luego de dar unos pasos, Liliana nos pide que armemos una ronda tomados de las manos para conectarnos entre nosotros y con el entorno. El trekking se desarrolla calmo y placentero, con los sonidos y el fresco de la noche. A mitad de camino hacemos una meditación bajo unas tacuaras (que ululaban apenas con la brisa) y al final terminamos en un fogón donde quemamos todo aquello que ya no queremos en nuestra vida y que habíamos anotado en papelitos.
San José, Garupá, Posadas
“Las 7 Maravillas de San José”, así se presenta la propuesta de esta ciudad que apuesta al turismo de naturaleza y de patrimonio histórico, ya que hay dos museos que retratan la historia atravesada por jesuitas y guaraníes. “Fomentamos hábitos de concientización y de conservación de la cultura y la naturaleza –explica Mariana Lobayán, perteneciente al equipo de Emprendedores de Ecoturismo–. Se ofrecen paseos en bicicleta, supervivencia con distintos niveles de exigencia física en el Parque Provincial Martínez Crovetto y actividades como ‘Guardaparques por un día’, pensada para los chicos”.
Ya volviendo para Posadas (a solo 20 km) hacemos un alto en Viva La Pepa, un establecimiento especializado en caballos y con una pileta para hacer la plancha trago en mano. “La idea es que el visitante conozca las tareas del campo –hacemos producción ovina– y disfrute de una cabalgata personalizada y de un asado bien completo, mandioca incluida”, explica Iris Recalde mientras acomoda una mesita con tragos, empanadas y una picada, y se asegura de que esté todo listo para cuando salgamos del agua.
Podés leer la nota completa en la revista Weekend de abril de 2019, n° 559.
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