Con la intención de sumarle un gran atractivo turístico-deportivo a la zona de la Península de Valdés, el Ministerio de Turismo de Chubut está trabajando en el trazado de un circuito de trekking que una, a pie, la ciudad de Puerto Pirámides con el asentamiento de lobos marinos de un pelo Punta Pirámide, ubicado a 5 kilómetros de dicha localidad.
La propuesta, que lleva el nombre de “Proyecto Sendero Punta Pirámides”, fue elaborado y presentado por el Municipio y permitirá ampliar la ya de por si interesante y variada oferta turística de actividades que ofrece el Área Natural Protegida “Península Valdés”.
A tal fin, en los últimos días, las autoridades del área de Conservación y Áreas Protegidas y el personal técnico realizaron un relevamiento de campo para su correspondiente evaluación técnica durante el cual se obtuvo la georreferenciación del recorrido mediante GPS, a la vez que también se llevó a cabo un minucioso relevamiento fotográfico con el fin de hacer un análisis completo de las características tanto del sendero en cuestión como de su entorno.
“El sendero tiene una extensión de 4 kilómetros en forma lineal, paralelo a la costa. Permitiría unir Pirámides con la Unidad Operativa Punta Pirámides a partir de un nuevo acceso a pie, lo que nos exige analizar el impacto tanto en el terreno como las acciones requeridas para un nuevo control de ingreso”, explicó Néstor García, a cargo de la cartera de Turismo local.
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Más atractivos
“Hace un año inauguramos un mirador en Punta Pirámide que ofrece una vista panorámica con una de las mejores postales de la Argentina. Esta nueva actividad permitiría también vista perspectivas extraordinarias todo el año, tanto hacia Pirámides como al resto del Golfo Nuevo. También sería una gran experiencia y un muy buen paseo, por las características morfológicas del terreno”, agregó el funcionario.
Ubicada a 5 kilómetros de Puerto Pirámides, Punta Pirámide es la colonia reproductiva de lobos marinos de un pelo más grande de Península Valdés y uno de los mejores lugares del Área Natural para observar, desde un acantilado, cómo el sol se esconde detrás del mar. Su nombre se debe a una saliente de tierra con forma de pirámide que desplaza al mar, huella de la erosión de las diferentes eras geológicas. Durante la temporada de ballenas permite observar los enormes cetáceos y escuchar el estruendo de sus saltos, especialmente durante los meses de agosto y septiembre.
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