La historia cuenta que cuando el arroyo Saladillo era conocido como el 'Saladillo chico' y el río Salado como el 'Saladillo grande', había una tribu donde el jefe de la misma eligió a Eluney como futura esposa de su hijo. Como ella tenía en su corazón a Mainque, otro aborigen, decidieron escapar, y a orillas del 'Saladillo Chico', armaron su choza. Él, fabricó una canoa y en ella salía a pescar, en tiempos que planearon la llegada de su primogénito. Cuando Eluney transitaba su séptimo mes de embarazo, en pleno invierno, Mainque decidió embarcarse aguas arriba para conseguir buena pesca. Ella le pidió que no lo hiciera, ya que una tormenta se avecinaba. Dice la historia que pasaron varios días sin novedades de Mainque, hasta que aparecieron restos de la canoa. Ella miró al cielo muy enojada y, arrodillada en el suelo barroso, comenzó a llorar desconsoladamente. Lloró sin parar durante nueve días, el cielo se sumó al llanto y la tierra que rodeaba al 'Saladillo Chico' empezó a hundirse, junto a ella y al hijo que llevaba en su vientre. En donde estaba la choza, cuenta la leyenda, hoy está 'Indio Muerto', pesquero donde muchos aficionados aseguraron haber visto, en las noches de tormenta, la silueta de una pareja de aborígenes con su hijo en brazos emergiendo desde el fondo de la laguna, culmina el relato que narra en uno de sus libros el autor saladillense Alejandro Mariotto.
Indio Muerto es un icono en el centro bonaerense, una laguna con historia y buena pesca, pero que, en los últimos años, por efectos del fenómeno de La Niña y la sequía, sufrió mucho. Se quedó sin agua, y lo que era un ámbito lleno de vida se convirtió en una imagen muy triste. En las últimas semanas, volvió a llover, entró mucho caudal, y la laguna, felizmente, volvió a estar a pleno. Nos decía Jesús Delia, presidente del Club de Pesca Saladillo, quien tiene su predio a orillas del ámbito, el nivel estaría en un 80% recuperado, con profundidades máximas de 1.20 a 1.30 m y con todos los claros con agua. Estiman que, para llegar a su esplendor, podrían faltar unos 40 cm. La buena noticia es que, junto al agua, a través del arroyo ha venido mucha vida. Distintas especies han entrado firme a la laguna, mucha carpa, moncholo y bagre, deseando desde los asiduos al espejo que también lo haya hecho el pejerrey, pensando en lo que puede ser la temporada invernal. Con respecto a la tararira, nos decía Delia, se han logrado en el arroyo, aguas arriba, pero no va a pasar mucho hasta que se obtengan algunas dentro de la laguna.
Festival de piques en Saladillo
El aficionado que se acerque a Saladillo y visite Indio Muerto dispone de 2.500 metros de costa que pueden compartirse junto a la familia. Hay un amplio camping para visitantes con espacios para resguardarse del sol y juegos para los más chicos. Baños provistos de agua fría y caliente, bidet en cada uno de ellos. A esto se le suman la propuesta fogones individuales, quinchos con luz eléctrica que se alquilan y eso permite también acampar por el mismo costo. La proveeduría y cantina permanecerán abiertas y allí se puede adquirir carnada y equipos, entre otras cosas. El camping está abierto todos los días excepto los miércoles, de 7 a 21 hs, en el horario de verano.
La expectativa es muy alta de cara a lo que se viene con este cambio climático ya instalado y que generó, además de la presencia de pesca, la reaparición de vegetación, con juncos y totoras que volvieron a aparecer junto a las aves acuáticas, nutrias y carpinchos que volvieron a encontrar el sitio ideal que siempre fue Indio Muerto. Ojalá, estas condiciones se mantengan y permita entrar al invierno con buen nivel, ya que en esos meses, con días más cortos, las napas se recuperan mejor, teniendo en cuenta que este ámbito no tiene ninguna retención de agua, el recurso hidrico como entra se va yendo, con un arroyo Saladillo que la alimenta y luego desemboca en el Salado, el cual con obras de dragado como ha tenido, genera que se vaya muy rápido el agua.
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