No alcanza con que en 2020 el río Paraná haya sufrido una de las peores bajantes históricas, con que los pescadores furtivos lo depreden y continúen depredando, con que los frigoríficos sigan adelante con su gris negocio, con que Itaipú haya disminuido el caudal de erogación de agua y con que, justamente hoy, Corrientes haya habilitado la pesca deportiva y comercial con el río en bajante... A todo esto que ya parecía demasiado se suma una brutal depredación de embarcaciones paraguayas frente a las costas de Ituzaingó, Corrientes, aguas abajo de la represa de Yacyretá, frente a la vista de todos los argentinos que nada pueden hacer porque son aguas jurisdiccionales. Mallones y espineles no respetan medidas ni especies, y para Paraguay esa cuestión parece no tener importancia a juzgar por las imágenes, donde se ven varias lanchas extrayendo distintas especies del río, especialmente dorados y surubíes, a plena luz del día y a la vista de todos, sin que ninguna autoridad competente intervenga.
Uno de los videos del portal Misiones Cuatro logró alta viralización en las redes sociales y, tras ello, guías de pesca, habitantes locales, prestadores de servicios de turismo y la prensa especializada manifestó sus quejas ante una cuestión que parece no tener solución, a no ser que se plantee como una cuestión diplomática a las autoridades paraguayas aunque, claro, para ello debe intervenir la cancillería Argentina que ya tiene otro frente abierto con Brasil por la solicitud de envío de agua desde la represa de Itaipú.
El video sitúa a los pescadores paraguayos a la altura de la boya 63 del Paraná, donde comienza la zona de exclusión, un lugar conocido como “la zona del naranjito”, que explota de dorados. Allí, con total impunidad, ellos paseaban sus señuelos al tiempo que provocaban una brutal depredación destinada a la comercialización, un negocio poderoso desde hace décadas tanto en el Paraguay, como –no seamos hipócritas– en nuestro país. Pero no fue el único sitio: también se vieron embarcaciones paraguayas en las inmediaciones de Ituzaingó, cerca de Puerto Corazón.
La pregunta que debemos hacernos es por qué cuando alguna embarcación argentina se acerca a aguas paraguayas es inmediatamente abordada por la Armada de ese país para que regrese a la costa argentina, mientras que sus pobladores pueden depredar con total confianza. ¿Tendrán algún permiso? ¿Controla Paraguay a sus pescadores? Prefectura también actúa deportando pescadores paraguayos que pescan en aguas argentinas, hubo varios operativos. Pero es el juego de nunca acabar. En el mientras tanto, el que sufre es el río Paraná y, por propiedad transitiva, los pescadores deportivos.
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