Es una pesca que despierta pasiones. Porque a diferencia de otras lagunas de la provincia de Buenos Aires, la albufera de Mar Chiquita ofrece ejemplares de características muy particulares: aunque no es grande, es muy activo, ofrece un pique enérgico y su captura es todo un desafío. De los laguneros, es, lejos, el más peleador. Recorre varios kilómetros de baja profundidad, donde queda a merced de sus cazadores y de las condiciones climáticas y por eso que suele estar alerta en todo momento.
Buscando el pejerrey del otro lado del charco
Frente a este conocido contexto es que los pescadores se volcaron masivamente a las aguas de Mar Chiquita, embarcados desde los tres puntos centrales: mientras algunos utilizan la bajada pública del Balneario Parque (lo que obliga a navegar mucho), otros optan por los Recreos “San Gabriel” o “Juan y Juan”, que justamente están ofreciendo entre sí un espacio donde se concentra actualmente el 90% de la actividad de pesca. Desde el sector del “cartel” del primero de ellos, hasta los últimos palos del segundo, se apostaron la mayoría de los botes, todos con resultados parejos.
Los últimos datos dicen que hay pique prácticamente en todos lados. “Está llena de pescado, hay que ir”, no se cansan de repetir los que ya fueron. Alcanza simplemente con elegir un sector que ofrezca algún claro un poco profundo entre los bochones. Es suficiente para lograr la pesca. Pero lo que sí cambia (y es precisamente allí donde muchas veces entra en juego la pericia del pescador) son los portes y la forma de pesca. Cantidad o calidad es la famosa disyuntiva en la que entran los cañófilos a la hora de elegir. Lo bueno es que hay para todos los gustos.
Hay una línea que marca la diferencia. La famosa X15, que comienza con una boya yo-yo cuya brazolada tiene unos 70 cm, y más adelante tiene una boya doble cono o palito, del cual baja un páter con tres brazoladas más, la última rastrera después de un plomo pasante. Ese aparejo permite pescar a todas las alturas y ubicar bien donde está el pez. Pero también es cierto que en los últimos días las tres boyitas de flote rindieron bien, y varias capturas se dieron además en líneas de fondo. Pero en menor medida.
Dada la conexión de este espejo de agua con el mar, la ceba es una buena opción y en las últimas semanas se notó. Aunque para muchos es un arma de doble filo: atrae también el pescado más chico. Por eso es que los más conocedores ceban cerca del bote, pero tiran lejos. Y los buenos pejerreyes les han dado el visto bueno. En cuanto a carnadas, el camarón pica en punta (puede ser fresco o preparado) pero la mojarra y el filet de dientudo teñido de color amarillo tienen gran aceptación. En el número de anzuelo, no hay dudas. Va un 5, porque es un pejerrey de boca chica.
Tras una especie de letargo y timidez, la albufera de Mar Chiquita se despertó como en sus mejores épocas y mostró una verdadera explosión de pejerreyes, lo que la convierte en la gran opción de pesca en toda la zona, porque es la de mejores resultados. La noticia de los primeros ejemplares corrió como reguero de pólvora y los más fanáticos de la especie ya están haciendo de las suyas. Y no es para menos. Pocas cosas son tan apasionantes en este deporte como pelear con estos flechas de plata únicos en su estilo.
Servicios:
Pesquero San Gabriel, Tel.:(0223) 156 821885.
Pesquero Juan y Juan, Tel.:(0223) 4214421.
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