Este pez tenía dientes similares a los de las pirañas modernas y los investigadores sostienen que los empleaba con exactamente la misma finalidad: arrancar pedazos de carne a otros peces. Según explican en su estudio, publicado en la revista “Current Biology”, en las cercanías del lugar en el que fue encontrado el pez carnívoro hallaron peces que habían sido atacados. Lo más curioso es que les faltaban trozos de aleta. "Esta es una similitud asombrosa con las pirañas modernas, que se alimentan predominantemente no de carne, sino de las aletas de otros peces", explica el investigador David Bellwood, de la Universidad James Cook de Australia.
Esto, dice, "es un movimiento muy inteligente". ¿Por qué? Porque las aletas vuelven a crecer y, por lo tanto, son un recurso renovable. "Se alimenta de un pez y está muerto; mordisquea sus aletas y tiene comida para el futuro", agrega el científico. Es el primer registro de un pez óseo que mordió a otros de su especie y, para mayor sorpresa, se dedicaba a eso en el mar y no en agua dulce, como las pirañas contemporáneas. "Cuando los dinosaurios caminaban por la tierra y los pequeños intentaban volar con los pterosaurios, los peces nadaban alrededor de sus pies arrancándose las aletas o la carne unos a otros", concluye Bellwood.
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