El cangrejo descubierto recientemente, recibió finalmente su nombre científico, Kiwa tyleri, en honor al biólogo y explorador oceánico británico Paul Tyler. Habitante de los respiraderos hidrotermales en las profundidades del Océano Austral y el Índico, los orígenes de este animal resultaban un misterio. Ahora, un equipo de científicos de la Universidad de Oxford ha realizado un estudio genético que demuestra que este cangrejo no es una reliquia abandonada en aguas profundas sino, en términos evolutivos, un recién llegado, ya que se diversificó hace 40 millones de años.
Los cangrejos Hoff (llamados porque su pecho peludo recuerda al actor David Hasselhoff, estrella de “Baywatch”) aún no han sido descriptos científicamente y probablemente se separaron de sus primos “Yeti” (de garras peludas) y se repartieron hacia el este en cordilleras submarinas del Pacífico, a través del Paso de Drake entre Sudamérica y la Antártida, hasta alcanzar los respiraderos en el Océano Austral y el Índico.
Los Hoff viven en uno de los ambientes más extremos del planeta, a más de 2.000 metros bajo la superficie del mar, donde los respiraderos volcánicos sobrecalientan el agua hasta los 380 grados centígrados y expulsan productos químicos nocivos. No hay oxígeno y muy poca luz. Se alimentan de las bacterias que cultivan eficazmente en sus pechos peludos. Después las atrapan con sus piezas bucales como peines con las que cuelan las bacterias para poder devorarlas.
Sin embargo, a pesar de su resistencia, la nueva investigación muestra que su precario estilo de vida podría dejar a los Hoff vulnerables a los cambios en los niveles de oxígeno de los océanos, causados por el calentamiento global. “El cangrejo tiene que situarse lo suficientemente cerca de las rejillas de ventilación para obtener alimento pero no tanto que corran el riesgo de asfixiarse o ser cocinados vivos”, explica Nicolai Roterman, del Departamento de Zoología de la Universidad de Oxford.
Video:
.Foto cangrejo Hoff: David Shale
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