Sorprendentemente, la severa bajante en el caudal de la laguna Mar Chiquita, como consecuencia de la gran sequía que está aquejando a la provincia de Córdoba, dejó al descubierto las ruinas de los hoteles costeros de Miramar de Ansenuza que habían desaparecido por completo en el año 1975 tras una gran inundación.
Laguna La Ballenera, la que se hundió dos veces
Cabe señalar que Mar Chiquita es la laguna salada más grande de Sudamérica y la quinta del mundo, ya que su superficie es 10 veces mayor a la de Ciudad Autónoma de Buenos Airees, aunque cuando la cuenca alcanza su pico máximo, la supera en 25 veces.
Además, cuenta con una enorme concentración de sal —82 gramos por litro, tres veces más que el océano—, como, así también con otros minerales que le otorgan al agua y al fango propiedades terapéuticas similares a las del Mar Muerto, y es una cuenca endorreica sin salida al mar que recibe agua de tres ríos y sólo se escurre por evaporación.
Todas esas características dieron origen al pueblo de Miramar de Ansenunza cuando, allá sobre finales del siglo XIX, los inmigrantes europeos se asentaron en la cuenca de esa laguna durante un período de sequía.
Actualmente, debido a la falta de lluvias en la zona y al desvío de agua del río Dulce, que es su principal afluente para riego, la laguna de Mar Chiquita se encuentra en uno de los puntos más bajos de su historia, lo que hizo que las ruinas del pueblo emergieran a la luz.
“La reaparición de la antigua Miramar es solo una de las muchas consecuencias de la grave sequía que ha azotado al país, y que ha dejado en los últimos años lluvias por debajo de la media histórica”, explicó Anabela Caffer, guía del Museo de Ciencias Naturales de la laguna Mar Chiquita.
“Este cuerpo de agua es testigo del cambio climático, y en los años 1970 fue la laguna más perjudicada por este fenómeno ambiental a nivel planetario”, concluyó la especialista.
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