Tras una larga investigación, un equipo de investigadores de varios países, entre ellos la Argentina, determinó que los actuales bosques tropicales son el resultado de la extinción masiva que tuvo lugar a finales del período Cretácico, hace 66 millones de años.
Para llevar a cabo el trabajo que fue recientemente publicado en la revista norteamericana Science, el grupo de palinólogos y paleobotánicos de diversas instituciones liderado por Mónica Carvalho, miembro del Smithsonian Tropical Research Institute, Panamá de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad del Rosario, Colombia, analizó más de 50.000 granos de polen y esporas, como así también, 6.000 especímenes de hojas fósiles que fueron encontradas en Colombia
Los profesionales evaluaron cómo cambiaron los bosques tropicales con el evento de extinción que provocó la desaparición del 75% de las especies de la tierra, al final del Cretácico.
Los resultados demostraron que tras el impacto del asteroide que tuvo lugar en la ciudad mexicana de Chicxulub, aproximadamente el 50% de las especies de plantas del trópico de América se extinguieron, dando lugar a un periodo de baja diversidad que duró cerca de unos 6.000.000 de años, durante el período Paleoceno.
Las numerosas comparaciones que llevaron a cabo entre el bosque fòsil de Amacayacu, en Colombia, y el actual de Isla Barro Colorado, en Panamá, les permitió constatar que los bosques surgidos después de la extinción eran mucho más similares a los de la actualidad que a sus predecesores.
“En los bosques tropicales de finales del Cretácico, justo antes de la extinción de los dinosaurios, crecían plantas con flores y helechos en iguales proporciones, junto a coníferas, principalmente araucarias. En esos bosques los árboles se distribuían espaciados entre sí permitiendo el paso de la luz solar hacia el suelo”, manifestó Paula Narváez, investigadora asistente del CONICET en el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA, CONICET-UNCUYO-Gobierno de Mendoza), única argentina participante de la investigación.
“Por el contrario, durante el Paleoceno los bosques eran similares a los bosques tropicales modernos en los que dominan las plantas con flores y el dosel arbóreo es cerrado impidiendo el paso de la luz y determinando una estructura vertical compleja”, agregó.
Según Narváez, el estudio también aporta nuevos y reveladores indicadores acerca de las características ecológicas de los insectos herbívoros que habitaron antes y después del mencionado proceso de extinción.
El análisis de las marcas de daño dejadas por los insectos en las hojas permitió observar que, hacia finales del Cretácico, los herbívoros eran muy específicos, ya que muy pocas variedades de plantas compartían el mismo tipo de marca.
“En cambio, en el Paleoceno se encontraron los mismos tipos de mordiscos en distintas especies de plantas por lo que se infiere que las comunidades de insectos eran más generalistas”, señaló la investigadora argentina.
Por último, los científicos también lograron comprobar que la extinción masiva del final del Cretácico provocó profundos cambios ecológicos y evolutivos.
“Se pudo observar que aunque prevaleció el mismo clima tropical húmedo, antes y después del evento catastrófico, los ecosistemas fueron marcadamente diferentes y se reflejan en la composición y estructura de los bosques en ambos momentos. Por lo tanto, una de las consecuencias del impacto del meteorito fue haber dado origen nada más y nada menos que al bosque que hoy en día alberga la mayor diversidad del planeta”, concluyó Narváez.
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