Friday 6 de December de 2024
NATURALEZA | 29-03-2021 15:44

Ballenas: también las podemos proteger desde nuestras casas

Por medio de una campaña especial, y a través de las palabras del Instituto de Conservación que pone el foto en estos cetáceos, hay maneras simples de hacer nuestro aporte. La palabra de los expertos.
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Patricia Daniele
Patricia Daniele

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Editora Ejecutiva de revista Weekend y su web, Editora General de Vivo.Perfil.com y de Luna teen.perfil.com. Columnista de espectáculos en Perfil.com y Reperfilar. Especializada en turismo y servicios al turista, gastronomía y lifestyle, series y TV paga, teatro y recitales, tendencias del mundo joven. TW e IG. @pato_daniele

Toda acción que contribuya a evitar un mayor uso y la dispersión del plástico en la vida cotidiana es bienvenida. En una acción conjunta entre el Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) y la marca de dermocosmética La Roche-Posay, se tomó el compromiso de contribuir con el cuidado del medioambiente a través de la iniciativa local Guardianas de los Océanos. Se trata de una campaña que tiene el objetivo de reducir la contaminación plástica y lograr océanos libres de amenazas e impactos negativos para la biodiversidad marina, haciendo foco en la especie clave para este ecosistema.

El pilar de la iniciativa es promover, a través de actividades de investigación, capacitación y gestión, la conservación de la ballena franca austral y su hábitat en el Mar Argentino. Por un lado, La Roche-Posay genera fórmulas respetuosas con la vida marina y ahora decidieron sumarse a los objetivos definidos en el Plan L’Oreal por el futuro teniendo en cuenta que “este cetáceo, en sus largas migraciones, distribuye nutrientes por todo el océano cuidando la salud del ecosistema marítimo. Además, son consideradas los bosques de los océanos, porque en toda su vida pueden capturar más dióxido de carbono que miles de árboles, contribuyendo así a la lucha contra el cambio climático”, explica María Di Cesare, Directora de la División de Cosmética Activa de L’Oréal Argentina.

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Por su parte, ICB es una organización civil sin fines de lucro cuya misión es conservar a las ballenas y los océanos mediante la investigación y la educación. Nació por iniciativa de un grupo de personas que, a inicios de los ’90, que comenzaron a colaborar con el equipo de investigadores liderados por el Dr. Roger Payne, que estudiaban a la ballena franca austral en Península Valdés. A más de 25 años desde su fundación, expandieron su accionar incorporando nuevos proyectos educativos y de incidencia, y fortaleciendo el Programa Investigación Ballena Franca Austral en la Argentina, que es el estudio científico de mayor continuidad en el mundo basado en el seguimiento de ballenas individuales foto-identificadas en su ambiente natural. “Utilizando técnicas benignas hemos realizado importantes hallazgos sobre la biología y la dinámica poblacional de la especie -explica Dr. Mariano Sironi, miembro fundador y Director Científico del ICB-, demostrando que es completamente innecesario matarlas para saber más de ellas. Desde nuestro inicio hasta el presente, la información científica que generamos es volcada en estrategias locales y regionales de conservación de cetáceos y en programas educativos”.

Weekend: ¿De qué manera el ciudadano común puede contribuir para mejorar la calidad de vida de las ballenas?

Dr. Mariano Sironi – Hay acciones que podemos llevar adelante para mejorar la calidad del hábitat y el bienestar de las ballenas en los océanos. Como verdaderos centinelas del estado de salud del mar, migran y se reproducen en áreas que distan miles de kilómetros de donde se alimentan. Si tienen altos niveles de contaminantes, indica la consecuente contaminación en el mar. Las ballenas francas de Península Valdés tienen menor número de crías en los años siguientes a temporadas de alimentación con baja abundancia de krill en la zona de Georgias del Sur, cuando la temperatura del agua es más alta de lo normal, por lo que alertan sobre los efectos del calentamiento global.  Por ello, cada persona puede comprometerse a reducir su impacto sobre el ambiente. En especial el plástico, que está en todas partes y cada año hay más en mar, ríos y ciudades. Los humanos bebemos y comemos plástico.

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W: ¿Cuánto del plástico que usamos en nuestras casas termina en el mar?

MS - Reciclar, reusar, reducir están muy bien, pero ya no alcanza y debemos ser más eficientes en el uso de los recursos para minimizar el impacto en la naturaleza. La acción individual y nuestro estilo de vida hacen una gran diferencia. Con cada desecho que se tira, se contaminan el suelo, los mares y se perjudica a las especies que habitan en el planeta. Hacer un uso responsable y cuidar el ambiente que nos rodea es nuestra decisión.

Quienes estén interesados en hacer su aporte pueden adoptar una ballena de manera simbólica: desde sus inicios el ICB lleva adelante el Programa de Adopción Ballena Franca Austral, que consiste en contribuir con fondos para que el ICB pueda llevar adelante sus programas. Desde 1970, ya son más de 4.000 las ballenas foto-identificadas. Entre ellas se seleccionaron las que por su historia reflejan aspectos representativos de esta población, con diferentes características de comportamiento y grupos familiares. Además, sus biografías cuentan las amenazas y problemáticas ambientales a las que se enfrentan en los océanos. Luminosa, Mochita, Nube y Pionera son algunas de las que pueden adoptarse simbólicamente. Más información en www.ballenas.org.ar 

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W: ¿En qué medida el uso de plásticos descartables afecta la vida marina? ¿Cómo se puede minimizar ese efecto?

MS- El plástico en todas sus formas, desde los macro a los microplásticos, desde un cepillo de dientes hasta las partes de un auto, tiene consecuencias graves en muchas especies marinas como tortugas, aves, focas, delfines y ballenas. Numerosos estudios muestran que, cuando los animales ingieren plástico, éste puede obstruir el tracto digestivo, impedir la ingestión y digestión de alimentos, perforar órganos internos, producir infecciones, hemorragias y eventualmente la muerte luego de un largo sufrimiento. Incluso si los animales no mueren, la ingestión de plástico puede afectar las hormonas reproductivas, incrementar la susceptibilidad a enfermedades y transferir productos tóxicos a sus cuerpos. En particular, el que compone las redes y sogas de pesca, que cada vez tienen mayor durabilidad y son más resistentes, es una amenaza para la fauna marina, incluyendo las aves, tortugas, focas y los cetáceos, que los ingieren o quedan atrapados en ellas.

El plástico llega al mar arrastrado por ríos y desagües pluviales o por la acción del viento. Todo lo que está tirado en tierra termina tarde o temprano en el agua. Luego, el trabajo mecánico de las olas y el sol fracciona los grandes objetos en micropartículas, lo que lo vuelve todavía más peligroso. Es así como ingresan a los tejidos de los seres a lo largo de toda la cadena trófica, acabando servido también en nuestros platos de comida… y en la comida de todas las especies animales. Nuestros investigadores encontraron por primera vez desechos plásticos en el tracto digestivo de una ballena franca austral que varó muerta en Península Valdés en 2014. En su contenido intestinal encontramos fragmentos de soga de nylon y envoltorios plásticos. Aunque la necropsia indica que la ballena probablemente no murió por ingerir este plástico, este caso hace visible el amplio alcance e impacto de ese elemento en los océanos.

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W: ¿En qué otros proyectos están trabajando?

MS-: A nivel educativo llevamos adelante diversas iniciativas como el programa “Acercando las Ballenas A Tu Escuela”, que se puede descargar desde nuestro sitio www.ballenas.org.ar, para que los docentes accedan gratuitamente a contenidos y recursos que les permitan acercar a sus estudiantes a la vida de las ballenas y su hábitat, sin importar cuán lejos o cerca se encuentren del mar. Además realizamos ciclos de charlas on line y participamos en documentales con el fin de contribuir a concientizar acerca de los problemas ambientales y a promover el compromiso activo de las personas con la protección de la biodiversidad.

Y desde nuestra área de conservación, promovemos soluciones para mitigar las amenazas que enfrentan las ballenas a nivel global. Aportamos información científica esencial para implementar acciones para su protección. Impulsamos la creación de Áreas Marinas Protegidas y Santuarios, para que los océanos sean un hogar seguro para las ballenas. Cada proyecto que realizamos busca prevenir y reducir las amenazas que enfrentan las ballenas y proteger su hogar, los océanos.

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