Hazaña: un atleta caminó en la cuerda floja entre los rascacielos más altos de Qatar

El pasado domingo 30 de julio el atleta estonio Jaan Roose -tres veces campeón mundial de Slackline- demostró una vez más sus habilidades en el impresionante atardecer de Qatar al caminar sobre una cinta de 2.5 cm de ancho iluminada con LED y suspendida entre dos torres en la ciudad de Lusail, en Doha. Recorrió una distancia de 150 metros mientras estaba suspendido en lo alto de la ciudad con un equilibrio y enfoque inquebrantables. La audaz hazaña tuvo lugar a una altitud de más del doble del Big Ben de Londres.

Como deporte, el slackline nació en la década de 1980, dentro de la comunidad de escaladores. Esta actividad requiere que los atletas mantengan el equilibrio en una cinta plana suspendida entre dos puntos. Roose es uno de los pioneros, siempre estirando los límites de lo que se considera posible. Al completar esta hazaña dijo: "Las torres representaron un desafío que estaba ansioso por asumir. Esta caminata fue uno de los más exigentes hasta la fecha, especialmente considerando su longitud y altura".

Añadiendo complejidad la hazaña comentó: "Las condiciones cambiantes de calor y viento del desierto requirieron ajustes espontáneos mientras estaba en el slackline. Además, el peso de las luces LED introdujo una dinámica diferente al comportamiento de la cinta bajo mi peso. Se sintió un poco como hacer skateboarding sobre un tronco pesado en lugar de una tabla ligera".
También expresó su admiración por el lugar elegido: "Las Torres fueron el telón de fondo perfecto para esta hazaña. Ha sido realmente una visita inolvidable a Qatar".

Roose, ahora con 31 años, tiene entre sus logros el haber conquistado algunas de las rutas de slackline más desafiantes del mundo. Fue la primera persona en hacer slackline entre las "fangs", formaciones de piedra caliza de la región de Bozzhyra en Kazajistán, también conocidas como los "Castillos de Azúcar", tallados por un antiguo océano. En 2022, en medio de la belleza agreste de los paisajes de Kazajistán, desafió las condiciones extremas y atravesó con éxito un slackline de 500 metros de largo situada a unos 200 de altura, en un marco de fuertes vientos y abrasadoras temperaturas de 50° C.