Todos recordamos a Butch Cassidy y Sundance Kid por la hermosa película de George Roy Hill protagonizada por Paul Newmann y Robert Redford. Era una versión un tanto edulcorada en la que no muestran imágenes de triste final de estos prófugos. Pero sí se ve en el largometraje de 1969 que lograron escapar desde los Estados Unidos hasta nuestra Patagonia. La historia es verídica: Robert LeRoy Parker y Alonzo Longabaugh dejaron atrás a su banda, The Wild Bunch (La Pandilla Salvaje) cuando el asedio de la Justicia les pisaba los talones. Arribaron al puerto de Buenos Aires en marzo de 1901 con nombres falsos: James Ryan para Butch y Harry Place para Sundance, que armaron el trío con Etha Place, pareja de este último. Fueron recibidos por los vicecónsules George y Ralph Newbery, quienes les sugirieron instalarse en el sur -según el historiador Marcelo Gavirati-. Dos meses después tomaron un tren en la estación de Constitución y, tras pasar por Bahía Blanca, arribaron a Neuquén. Se instalaron a orillas del río Blanco, en Cholila y abrieron una cuenta en la sucursal del Banco de Londres y el Río de la Plata con el dinero que habían traído de Estados Unidos. Así compraron unas 50 ha del noroeste del Chubut, al pie de la Cordillera. Allí se dedicaron a la ganadería vacuna y ovina, y a la cría de caballos. El investigador refiere que, en 1902 Cassidy, con su nombre falso, se presentó en la Dirección de Tierras y Colonias de Buenos Aires para informar que había colonizado unas 625 hectáreas y reclamaba su título de propiedad.
Mientras tanto los investigadores estadounidenses descubrieron que habían huido a la Argentina y mandaron al detective Frank Dimaio para cazarlos. Era 1903. De a poco, los prófugos intentaban crearse una nueva vida como personas respetables y queridas en la pequeña comunidad chubutense. Su casa está a dos horas de Esquel y a 10 km de Cholila, tomando un desvío de la Ruta 71. Hoy todavía en pie, la cabaña de troncos con techo de dos aguas soporta el paso del tiempo y presume de haberlos alojado entre 1901 y 1905.
Mala racha
El asalto al Banco de Tarapacá y Argentina en Río Gallegos, el 14 de febrero de 1905, por parte de dos bandidos angloparlantes, precipitó a la empresa Pinkerton a intentar detener a Butch Cassidy y Sundance Kid, a quienes se los señalaba como principales sospechosos. El comisario Edward Humphreys, un argentino galés amigo de Cassidy, les avisó desde Trelew que los detectives estadounidenses estaban en la Patagonia buscándolos. Así que empezaron a armar un plan de escape. Liquidaron toda la hacienda, vendieron las mejoras que habían realizado y un derecho de posesión a una compañía chilena. Saldaron todas las deudas que habían sostenido durante cuatro años con su círculo social y comercial. Enviaron cartas de despedida para sorpresa de sus vecinos y amigos. Y cuenta la leyenda que sus vecinos se sorprendieron cuando se enteraron de quiénes eran en realidad. Hay un expediente de mil páginas que recoge toda la información puntillosamente. Con uno de sus peones, el trío huyó a Bariloche y se embarcó en el vapor El Cóndor por el Nahuel Huapi. Cruzaron la frontera por el Paso Pérez Rosales y arribaron a Chile por Petrohue y siguieron a Puerto Montt, Valparaíso y Santiago de Chile.
El epílogo de sus historias los separa y los une nuevamente: Etha volvió a los Estados Unidos; Cassidy pasó a llamarse Santiago Maxwell y consiguió trabajo en una mina en Bolivia. Allí se reencontró con Sundance y el 3 de noviembre de 1908 volvieron a las andadas: asaltaron al correo de una mina que llevaba el salario de los obreros. Tres noches después la policía y el ejército rodeó la casa en la que se escondían. Después de un intenso tiroteo, los encontraron muertos en el interior. Estudios forenses estimarían que no murieron en el tiroteo sino que se suicidaron antes de que los atraparan.
Una hermana de Butch Cassidy aseguró tiempo después que él no había muerto sino que había regresado a los Estados Unidos para vivir en el anonimato. Otra anécdota da cuenta de que Sundance Kid tampoco moriría en aquel episodio en Bolivia y que, por el contrario, también habría huido hacia su páis, donde fallecería en 1937.
Información proporcionada por la Secretaría de Turismo de Esquel.
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