La Corporación Espacial Estatal rusa Roscosmos anunció oficialmente que el viernes 11 de agosto, lanzará una misión a la Luna, la primera después de la que tuvo lugar en 1976.
Se trata de la Luna-25, misión que despegará a bordo del cohete portador Soyuz-2.1b con el objetivo de recabar datos científicos que permita detectar la existencia de agua en el polo sur del satélite de la Tierra, un recurso vital para las estadías humanas de largo plazo.
Ensamblado en el cosmódromo ruso de Vostochni, el Soyuz-2.1b que despegará el viernes 11 exactamente a las 20:57:10 horas de la Argentina utiliza motores de propelente líquido criogénico -oxígeno líquido- y no criogénico – y querosenes T1 o RG-1.
Además, cuenta con un poderoso y novedoso motor mejorado RD-0124 que aumenta, de manera considerable, el impulso específico de la etapa superior (326 a 359 segundos), y, por ende, también mejora la capacidad de carga útil de 7 a 8,2 toneladas en comparación con su antecesor: el Soyuz 2.1ª.
Nave insignia rusa a la hora de poner tanto carga útil como astronautas en órbita, consta de dos etapas y una tercera opcional -la Fregat y sus variantes- y es reforzado por cuatro «boosters» a la hora de despegar.
Tiene una longitud de 46,3 metros y un diámetro de 3 metros, en tanto que cuenta con una masa de 312 tonelas, está diseñado como un cohete portador ligero y de clase media para los nuevos satélites que son más pequeños y livianos, necesita ser transportado a una órbita baja en forma económica, cuenta con una capacidad máxima de carga útil de 2.850 kilogramos y tiene una capacidad de elevación de la carga hasta una altitud de 200 kilómetros en el espacio,
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