A partir del 7 de mayo estaá disponible en Disney + el documental sobre elefantes, Love & Bananas, que tiene un entorno especial. Primero, el ámbito, porque no sucede en Africa -donde todos pensamos que viven estos especímenes- sino en Tailandia. Allí hay un tipo de elefante más pequeño que el africano y que es sometido a todo tipo de vejámenes. Es mucho más común -e incluso una tradición o negocio que se transfiere de generación en generación- cazarlos, vender sus partes en el mercado negro o entrenarlos para ser utilizados para el servicio o el entretenimiento, principalmente como atracción para los turistas. Al punto de que corre peligro de extinción, solo quedan 450 en ese país.
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Después de un revelador viaje en el que conoció a fondo la realidad de esta especie, la actriz y directora estadounidense Ashley Bell se puso en campaña para contarle la situación real al mundo. Así nació Love & Bananas, el documental que la muestra trabajando junto a los rescatadores liderados por la conservacionista tailandesa Lek Chailer, en la misión de salvar y liberar en un santuario a Noi Na, una elefanta de 70 años parcialmente ciega. A través de su historia, la producción expone las condiciones a las que cada elefante asiático es sometido.
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En conversación vía Zoom con Bell, ella relató cómo se enteró de esta situación, y fue gracias a un amigo de su familia que le propuso viajar a Tailandia para ver lo que estaba pasando allá con los animales: “Pensé que tenía que ir; después hice un corto muy naif y pasaron dos años hasta que se produjo el rescate de Noi Na. Los elefantes son los guardianes de la tierra, la comida para muchos otros animales, crean un ecosistema completo, y eso casi nadie lo sabe”.
Para explicar eso, así como la diferencia física según el territorio en que viven, la directora y su equipo (entre el que se cuenta la guionista argentina Fernanda Rossi) recurrieron a animaciones muy didácticas que volvieron al documental apto para toda la familia, pese a la terrible trama que hay detrás. “Quisimos incluir la animación en el largo y fue vital porque tiene la esencia de los elefantes: al igual que ellos es muy dulce y empática. La situación es tan complicada que nos planteamos de qué manera transmitir la información siendo lo más claros posible sin por eso ahuyentar a la audiencia con imágenes dolorosas. La animación nos dio un componente ideal para transmitirle el mensaje a la gente joven, y la hizo accesible a las familias”.
Weekend: ¿Qué fue lo más desafiante de este viaje?
Ashley Bell: Creo que mantener la chispa del proyecto en mí. Pasaron cinco años desde que fui a Camboya, hubo mucha gente involucrada y alimentar la chispa en todo el proceso se me hizo cuesta ariiba. Tampoco es fácil ser cineasta mujer en Hollywood. Lo único que me importaba era contar la historia. Fuimos muy afortunados al tener mentores y finalmente estrenar en televisión para todo el mundo. Y en Tailandia también la pasamos duro, llegaron a llamarme La Bruja Blanca, título que llevo con mucho orgullo porque pude ayudar a revertir en parte esta situación.
W: ¿Cómo cambió tu vida después de esta experiencia?
AB: Sin dudas, acompañar todo el proceso de liberación de la elefanta, a la que veíamos de pie durante las 24 horas seguidas, fue muy movilizante. Pero lo mejor que me pasó es haber encontrado mi voz como filmaker. Porque como actriz tengo suficiente experiencia en ponerme en la piel de los otros, pero con esa experiencia encontré mi propia voz también como mujer.
Desde que se realizó la filmación de este documental (allá por 2017), 19 campamentos de elefantes se convirtieron en santuarios para la especie, con un trato humano y respeto por los derechos de estos animales. “Fueron vario años desde que hice esta película y estoy muy agradecida de que siga su camino en la ayuda a los elefantes y de la gente que se preocupa por ellos”, finaliza agradecida por la oportunidad de difundir este trabajo.
Consejos para ayudar al cuidado y la conservación de los elefantes:
* Evitar sitios donde haya atracciones en las que se los somete a hacer acrobacias, jugar al fútbol, llevar turistas montados o bañarse con ellos.
* Elegir lugares donde no se los obligue a ser una atracción y se los mantenga en buenas condiciones. Existen santuarios donde es posible caminar con elefantes y tomarse fotos. Muchos de estos espacios funcionan como sitios de rescate de animales que han sido explotados en campamentos de madereros para el transporte de madera y de otros lugares donde trabajaron como atracción turística.
* Al visitar sitios para observar elefantes en vida libre no sólo se combate el turismo de explotación, sino que se apoya a las comunidades locales y se ayuda a mantener el hábitat de esta especie.
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