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CAZA | 29-06-2012 00:00

Caza menor en Tandil

Una visita a la tierra del cerro y los pastos altos, donde se pone a prueba a los cazadores disparando en desnivel y en el llano. Recomendaciones de cómo encarar cada uno de los casos.
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Qué vamos hacer con este perro gordo?”, fue lo primero que pensé en mi salida a Tandil, a la zona de Napaleofu, para cazar perdices y buscar una experiencia mixta entre en el cerro y la llanura.Mascaba pensamientos, tiraba justificaciones: “¿Por qué no habré traído a Folk, si está a punto de caramelo mi fiel cachorro de pointer?”. Mientrascaminaba en las sierras no dejaba de pensar que Nacho, el braco gordo de mi amigo, iba a terminar en un pulmotor, porque las laderasde los cerros aparecían con pastos bajos, pero con zonas de piedras y subidas notables.

Por ello mismo tambiénlos tiros son exigentes y se deben hacer rápido, ya que la perdiz es más rápida y siempre vuela con fondo verde a los ojos del tirador, copiando el terreno, tanto en subida como en bajada. Casi diríaque nunca se contrasta con el azul del cielo, porque además tampoco ayudan los pastos, que estánde medianos a altos debido a las pocas heladas. Para colmo, el viento tiene casi eldoble develocidad que en la llanura. Por eso el tiro cinegético en los cerros requiere de buenos tiradores, o de novatos con paciencia y tolerancia a los yerros, que sinduda los tendrá en cantidad.

Dónde apuntar

En cuanto a la puntería, deberá tener en cuenta que en bajada lo más probable es que el tiro quede alto, y que si la perdiz sube el tiroquedará bajo. Por eso en estos terrenos hay que manejar distintos conceptos a los de llanura. En principio, y dada la mayor velocidad del tinámido, debemos adelantar el tiro unos 50 cm más de lo habitual. El cambio de swing tambiénes importante.

En el llano uno tiende a mantener la altura, mientras que aquí hay que subir, bajar y girar amplia y rápidamente. La presa casi no da segundas chances, sean perdices o liebres, lasque también desarrollan velocidades superiores a las habituales y una resistencia algo más elevada. A modo de ejemplo, una liebre recibió una rosa de munición plenaen todo su cuerpo y corrió mas de 150 m antes de caer. La ventaja la presenta el pasto bajo y la amplia visual tipo estadio, lo que facilita la localización de la pieza. Otro ítem importante es el estado físico: aquí el cuerpo no perdona. Se realizan esfuerzos constantes en bajada (frenando con las rodillas) y en subida (traccionando con los músculos). Ello implica un desgastefenomenal de energías, sobre todo cuando las presas comienzan a sumar y el peso se multiplica, mucho más al cruzar alambrados.

La ventaja es que elevarse ese metro nos permite observar más el paisaje, distinguir el valle y las laderas del cerro, una geografía que nos relaja. Tras mucho andar resultó que Nacho no era tan gordo, sino que consus cinco años poseía mayor masa muscular. Propiedad del guía de caza Jorge Torrado, se portó como un buen deportista en todo momento. Infatigable, su laceado siempre fue corto, no más de 50 m, y sus marcas resultaron muy precisas, con aportes impecables, respondiendo a las órdenes de su dueño con rapidez, lo que nospermitió cambiar velozmente de rumbo en varias oportunidades siguiendo el viento de frente.

Cantidad de ejemplares

En el cerro la cantidad de perdices fue escasa, mientras que las liebres resultaron más abundantes, pues este año el bajo costo que paga la barraca ($ 6 por cuero), sumado al precio del combustible, torna poco rentable su cacería comercial. En el llano, en cambio, comprobamos que la población de perdiz colorada se está recomponiendo, así como el tamaño de la perdiz chica, que al inicio de temporada se presentó de porte pequeño en un gran porcentaje deejemplares.

Si efectuamos un comparativo, la cantidad de perdiz chica, liebre y colorada fue similar, aunque el vuelo de la perdiz común fue bastante bajo por el viento reinante, lo que permitía realizar tiros más largos y sin grandes modificaciones de recorrido. Como siempre, los cupos son fáciles de alcanzar a pesar de la escasa población. Para evitar las pérdidas por la altura de los pastos en ciertas zonas, el perro que llevemos deberá efectuar bien su búsqueda y aporte, si no es probable que no localicemos alguna presa abatida. La jornada en ambos terrenos fue agobiante para el físico.

Los dolores musculares resultaron mayores que en una cacería común. Sería bueno que cada uno conozca su organismo y llegue al final de la jornada de caza con un agotamiento medio, pues en el caso del cerro se necesitará un extra para alcanzar los vehículos cargando de las armas y las presas. Lo mismo hay que pensar para nuestro can. En esta oportunidad, como nos alojamos en la hostería Casa Grande, aprovechamos su spa y masajes descontracturantes para encarar un segundo día de caza mucho más relajados, un recurso bien pensado que vale la pena probar.Finalizado el día, al momento de la partida el guía nos entregó las perdices y liebres en escabeche: una forma más de brindar.

Nota publicada en la edición 478 de Weekend, julio de 2012. Si querés adquirir el ejemplar, llamá al Tel.: (011) 4341-8900. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.

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Horacio Gallo

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